“Perseverancia” es la palabra que ocupó reiteradamente Sebastián López Venegas, un joven de 30 años, quien el año pasado finalizó sus estudios en el Centro de Educación Integrada de Adultos (CEIA) -luego de haber vivido 15 años en la calle-, y que este 2023 podrá estudiar con gratuidad en el Centro de Formación Técnica (CFT).
“La vida siempre es una carrera de largo aliento, donde una pequeña piedra puede hacerte caer, pero uno se levanta y sigue la carrera. Gracias a Dios me he levantado y he salido adelante. Yo me creí el cuento y salí adelante, dije yo puedo salir adelante y ser otra persona. Las oportunidades, como las de estudiar, no hay que desaprovecharlas porque se dan una sola vez en la vida, sobre todo si uno no tiene los recursos económicos”, comienza relatando Sebastián.
Sobre su historia de vida en la calle recordó que “es duro vivir en ella, la maldad y las adicciones son lo que más se ven, y yo lo viví en carne propia. Es como vivir en la jungla, matar o vivir. Cada uno ve con qué abrigarse, yo dormía en la urgencia antigua y ahí intentaba cobijarme”.
Cuando decidió dejar este estilo de vida fue gracias a “que me vi al espejo, dije yo no soy así, por qué llegué hasta este punto, y hay muchas personas que les pasa lo mismo. Miren a los cantantes famosos y sus vidas, que es lo que hicieron ellos para estar ahí porque las cosas no les llegaron de la noche a la mañana. Hay esfuerzo y llanto de por medio. Y si le preguntan a sus mamás, ellas inflan el pecho de orgullo por sus hijos”.
“Eso es lo que no nos pasa a nosotros, porque somos muchos los jóvenes que no tenemos el apoyo de nuestras familias. Si un hijo se equivoca, no retarlo, no darle la espalda, ni humillarlos, si al final todos cometemos errores, todos caímos y nos podemos levantar”, agrega el joven.
De su nuevo desafío, el nuevo estudiante del CFT, confesó que no se esperaba haber sido seleccionado con este beneficio, “pero gracias a la perseverancia que he tenido me salió, y me siento muy contento por empezar en esta nueva etapa en mi vida. Yo postulé, me inscribí en el programa calle, y ellos me ayudaron con el FUAS, pero yo me moví, y con perseverancia lo logré”.
“Sí hay maneras y muchas posibilidades de estudiar. El dinero va y viene, es un mal necesario, pero siempre se puede. Ahora voy a estudiar técnico en equipos minero y eso me tiene muy contento. Siempre me ha gustado la maquinaria pesada, porque es algo que da para vivir”.
Finalmente, y con lágrimas entre sus ojos, Sebastián agradeció la segunda oportunidad que la vida le dio, “Dios tiene un propósito conmigo, me apuñalaron, me partieron la cabeza, fui drogadicto, pero aquí estoy, y voy a seguir siendo perseverante”