Una de las calles principales de Calama lleva el nombre de Domingo Faustino Sarmiento. Pero, ¿quién fue la persona que en vida poseyó este nombre y la hizo meritoria para que al menos su apellido sea conocido entre los calameños?
Domingo Faustino Sarmiento fue un intelectual argentino del siglo XIX que, pese a llegar a la presidencia de su país, fue reconocido como uno de los máximos promotores de la educación en Argentina y Chile.
Sarmiento fue un polímata; escritor, político, docente, periodista y militar, a lo largo de su vida emprendió diversos proyectos los cuales les llevaron también a incidir en la política chilena principalmente en el ámbito educativo.
VIDA
Sarmiento nació en febrero de 1811 en San Juan, en medio de las luchas de la independencia que ese año libraba su país contra la corona española. Tuvo un aprendizaje precoz y autodidacta y a los 14 años ya era maestro primario, impartiendo clases en una improvisada aula que el mismo habilitó para sus “alumnos”.
En 1829 participó como militar en una guerra civil en su nación, y siendo su bando el vencido se exilió en Chile. Fue en este país se empleó en diversos oficios como dependiente de una tienda, minero en el Norte Chico y profesor; pero pronto sus artículos publicados en El Mercurio de Valparaíso y otras publicaciones le valieron el reconocimiento en los círculos intelectuales, en asuntos pedagógicos, literarios y lingüísticos.
El sitio Memoriachilena.gob destaca que “la publicación de sus primeras obras literarias y la participación en polémicas con intelectuales de peso, como Juan Bautista Alberdi y Andrés Bello, consolidaron su prestigio y le valieron la confianza del gobierno que le encomendó la creación de la Escuela Normal de Maestros, primera en América Latina”.
Entre 1845 y 1848, el Gobierno de Chile lo envió a Europa y Estados Unidos para estudiar y evaluar distintos modelos de educación primaria para implantar en el país. Fruto de este viaje y su experiencia como educador, surgió su Método de lectura gradual, que fue adoptado en las escuelas públicas del país hasta comienzos del siglo XX.
Inclusive como anécdota, una de las propuestas de Sarmiento para facilitar el aprendizaje de la lectura y la escritura fue el eliminar la letra “H” del abecedario.
RETORNO
Sarmiento regresa a la Argentina en 1852 luego de la caída del gobierno que perseguía al bando perdedor de la mencionada guerra civil. Ya en su nación, inicia una ascendente vida política que le llevaría a alcanzar la presidencia entre los años 1868 a 1874.
Allí implementó las políticas educacionales que otrora había implementado exitosamente en Chile. Su administración estuvo marcada por un decidido apoyo a la instrucción pública. Concluido su período presidencial, Sarmiento continuó sirviendo a su país desde distintos cargos hasta su muerte en 1888, en Asunción, Paraguay.