Por primera vez, un estudio liderado por investigadores de la UCN y el Instituto Milenio SECOS, reveló la estructura y diversidad genética de este importante recurso bentónico, en especial para la zona centro-norte del país. La investigación analizó muestras de bancos naturales entre Perú y Chile, entregando las primeras claves para futuras acciones de manejo y protección de esta especie.
La macha, un apreciado molusco bivalvo muy habitual en los menús de restaurantes chilenos, se extrae como un recurso bentónico desde bancos naturales de playas arenosas, principalmente en la zona norte. En Perú en cambio, se encuentra en veda desde hace más de 20 años.
Pero aún con toda la relevancia para el sector pesquero artesanal, desde buzos artesanales, recolectoras y recolectores de orilla, solo unos pocos estudios se han centrado en su diversidad genética, conservación y manejo, que provean información base sobre la diversidad de la especie, fundamental para su apropiada gestión y protección.
Un reciente artículo publicado en la revista Zoologica Scripta, liderado por investigadores de la Universidad Católica del Norte (UCN) y del Instituto Milenio en Socio-Ecología Costera (SECOS), desentrañó la historia genética de la macha (Mesodesma donacium), especie cuya única distribución a nivel mundial está en las costas de ambos países en el Pacífico Sur.
“En este estudio, detectamos la presencia de dos ancestros mitocondriales con diferente estructura y diversidad genética. Esto es relevante para entender la estructura genética y conectividad de la macha, considerando que es un recurso pesquero que conforma un importante sistema socio-ecológico en Perú y Chile. La estructura genética de esta especie nos proporciona información valiosa para futuros monitoreos poblacionales y actividades de translocación con fines de repoblamiento” explica la Dra. Pilar Haye, académica de la Facultad de Ciencias del Mar UCN y directora alterna del SECOS.
MANEJO Y CONSERVACIÓN
En Chile, la extracción de la macha se realiza a lo largo de la costa nacional solamente desde Áreas de Manejo y Explotación de Recursos Bentónicos (AMERB). Según estadísticas del 2022 de Sernapesca, prácticamente la totalidad de su desembarque se reporta en la Región de Coquimbo, con más de 1.157 toneladas, seguido por la de Los Lagos con 2 y Biobío con 1 tonelada.
Para Carmen Liza, estudiante de doctorado en Biología y Ecología Aplicada de la U. Católica del Norte – U. de la Serena y becaria SECOS, el estudio indaga en la historia local de esta especie con implicancias para su posible manejo y conservación.
“Hicimos un muestreo de 278 individuos de macha desde siete sitios, que comprenden bancos naturales entre la Punta de Bombón en Perú, hasta Cucao en Chile, donde obtuvimos secuencias de 3 genes (COI, 18S, 28S). No observamos diferenciación a nivel de especie, lo que nos permite deducir que los dos haplogrupos que encontramos, son ancestros históricos de macha de refugios glaciales distintos en el norte y sur, y que actualmente se han ido entremezclando en la mayor parte de la costa”, resalta Liza.
Así, en el sitio de estudio de Perú sólo se encontraría presente el ancestro norte, y en Cucao únicamente el ancestro sur, mientras que en el resto de los sitios en Chile están presentes ambos ancestros, aunque con diferente frecuencia a lo largo de la costa, donde el grupo del norte fue hallado en la mayor parte del territorio. Según el estudio, este escenario se debería a eventos inter-glaciales ocurridos hace miles de años.
La investigación, que también contó con participación del investigador UCN Wolfgang Stotz, remarca que los límites socio-políticos usualmente no consideran la distribución geográfica y genética de las especies que se explotan, tanto dentro como fuera de AMERB.
“Es importante considerar la información genética en las actividades de restauración o repoblamiento, ya que los bancos naturales entre el norte y sur de Chile muestran diferencias en la frecuencia de los haplogrupos que encontramos. Es recomendable, por ejemplo, que la transferencia de individuos de M. donacium entre sitios, se restrinja únicamente a sitios con frecuencias similares de los dos haplogrupos y sin diferenciación genética entre sitios dador y receptor” comenta Haye.
Y añade, “en el artículo sugerimos realizar un seguimiento en el tiempo de la estructura genética de los bancos naturales de macha, para evaluar posibles cambios en la frecuencia de los haplogrupos entre sitios. Esto es importante en Chile, donde la especie es explotada en AMERB y su diversidad intraespecífica es diferente entre sitios”.
Para la bióloga, que ha centrado su investigación en estudios genéticos y de filogeografía de recursos marinos, principalmente invertebrados, estos estudios se deberían considerar para evitar situaciones de contaminación genética en repoblamiento y conservación, entre poblaciones que han estado separadas espacial y temporalmente.