La Neuropatía Periférica, enfermedad que daña los nervios periféricos, impidiendo que funcionen apropiadamente, tiene un amplio espectro de síntomas, que incluyen, además del hormigueo y el entumecimiento en manos y pies, mareos, diarrea, estreñimiento, entre otros. Por esta razón, podrían ser confundidos con otra patología o un malestar pasajero, y es común diagnosticar de manera tardía, llegando incluso a no poder revertir la situación.
Quienes son más propensos a padecer esta enfermedad son adultos mayores, pacientes diabéticos, quienes padecen de alcoholismo, personas con restricciones alimentarias e incluso quienes consumen determinados medicamentos como metformina y otros como omeprazol, pantoprazol, lansoprazol, esomeprazol y rabeprazol.
Es así como quienes presentan alguno de estos antecedentes médicos son considerados población de riesgo y propensos a padecer Neuropatía Periférica.
El Gerente Médico y especialista de P&G Health Carlos Quiros, añade que “es común que las personas tiendan a confundir los síntomas con un malestar u otra patología producto de la deficiencia de minerales. La falta de hierro afecta la actividad cerebral, la de zinc provoca trastornos motores y la baja de sodio y potasio produce calambres. Todos estos son también signos de la Neuropatía Periférica y se tienden a confundir”.
El hecho de no saber diferenciar los síntomas también tiene que ver con que algunas manifestaciones de la Neuropatía Periférica son muy sutiles. “En ocasiones los pacientes con mayor riesgo no pueden describir qué les pasa, como sucede con la percepción alterada del frío y el calor, esto lo atribuyen a una enfermedad preexistente o a la edad”, explica Quiros.
Por este motivo, “la invitación es a empoderar a nuestros grupos de riesgo y educarlos para que ante cualquier alerta sepan que deben recurrir a un especialista que sea capaz de darles un diagnóstico temprano para evitar que los daños sean permanentes”, concluye el doctor Quiros.