Fue precisamente la tarde de un viernes 18 de octubre, hace cinco años, que en Santiago comenzaba una insurrección contra el gobierno del extinto expresidente Sebastián Piñera, la cual terminó siendo bautizada por los medios de comunicación como el “estallido social”.
En la región de Antofagasta, las revueltas comenzaron al día siguiente. Para ese entonces estaba a cargo de la seguridad la intendenta interina Katherine López Rivera, quien había asumido ese mismo día luego que el entonces intendente Marco Antonio Díaz dimitiera para postular a un nuevo cargo público.
Sobre esa jornada, López Rivera, nacida en Chuquicamata recuerda que “el 19 de octubre de 2019, parecía un día normal en la región de Antofagasta. Sin embargo, la calma duró poco. Al mediodía, grupos comenzaron a congregarse en la Plaza Sotomayor, lo que pronto se transformó en algo más grande. A las 15:00 horas, recibí un llamado del Ministerio del Interior que cambiaría mi vida: debía asumir como intendenta interina. Nunca imaginé la presión de tomar decisiones en medio de una situación de violencia e incertidumbre. Los informes que llegaban de Carabineros y de los servicios públicos eran desgarradores: barricadas, agresiones y una inseguridad creciente que parecía incontrolable”.
Por lo anterior, agrega que “el apoyo de Carabineros y de las Fuerzas Armadas fue crucial para enfrentar la violencia. Con la información precisa que recibía, insistí al Ministerio del Interior en declarar estado de emergencia en Antofagasta y luego en Calama. Uno de los momentos más difíciles fue ver a carabineros heridos mientras cumplían con su deber. Sus rostros golpeados me hacían preguntarme cómo habíamos llegado a este punto. No solo enfrentábamos un descontento legítimo, sino también a grupos que generaban caos”.
DESTROZOS
Lo que sucedió desde ese entonces hasta marzo de 2020 en la región (momento en que se desató la pandemia por el Covid-19 en Chile) fue una sucesión de marchas, destrucción y paralizaciones que afectaron tanto a las comunas de Calama, Antofagasta y Tocopilla.
En Calama, el punto álgido ocurrió cuando el 12 de noviembre, un manifestante de 27 años murió arrollado por un camión en la ruta 23CH, mientras se encontraba participando de un barricada. También esa jornada Antofagasta vivió una especial jornada de destrucción en donde se quemaron varios edificios históricos. También ese mismo día, se cometió un atropello masivo contra una turba de encapuchados que terminó con más de siete personas heridas.
Fue por eso que ese mismo día, el entonces presidente Sebastián Piñera llamó al “acuerdo por la paz”, dado a que esa violenta jornada también se replicó a lo ancho y largo del país. De ahí se iniciaron los procesos constitucionales que dieron al país dos propuestas que fueron rechazadas por la ciudadanía.
Según el último estudio de Cadem, a cinco años del estallido social, el 63% cree que Chile está peor que antes del 2019. Al respecto, la exintendenta López opina que “hoy, a cinco años de los disturbios en Antofagasta, reflexiono con tristeza sobre lo vivido y reconozco que, a pesar de los esfuerzos, la inseguridad persiste en nuestro país. La violencia ha dejado heridas profundas en nuestra sociedad. Aunque muchos hemos trabajado para contenerla y proteger a nuestras comunidades, el daño causado es significativo, sobre todo el desprestigio hacia los funcionarios de Carabineros de Chile, que medios de comunicación no acreditados, redes sociales, figuras públicas y otros agentes han logrado colocar en el inconsciente colectivo. Hoy eso ha perjudicado la seguridad”.
Por su parte el diputado por la región José Miguel Castro (RN) dijo que “a cinco años del estallido social que hoy día se considera más bien delincuencial, lo único que sacamos en limpio es que no llegó el progreso, no llegaron los tantos derechos que se pretendían, sin embargo los que sí ganaron fueron los que hoy día están en el poder, los que hoy día están en el gobierno. Simplemente promesas que se las llevó el viento debido a que no tenían algo base que nosotros siempre hemos empujado adelante como sociedad”.
También agregó que “creo yo que lo importante es entender que la violencia al final nunca nos lleva a absolutamente nada, nos hemos dado cuenta cómo durante estos años el actual gobierno se ha dado absolutamente vueltas de carnero en base a lo que pretendía hacer y la realidad ha sido más fuerte. Lo importante es que saquemos adelante los aprendizajes y nos dediquemos ahora a pensar a largo plazo cómo sacar el país hacia adelante con la inversión, con el trabajo, con la economía, sin descuidar la salud de las personas y por sobre todo algo sumamente simple pero que al parecer les ha sido muy difícil de alcanzar, que es la seguridad ciudadana, salir a caminar tranquilos por la calle. Algo tan simple hoy día, simplemente se nos ha esfumado”.