Al reflexionar sobre la patria, al conmemorarse un nuevo aniversario de la Primera Junta de Gobierno que llevó a Chile a su posterior Independencia, el obispo de la Diócesis San Juan Bautista de Calama, Monseñor Óscar Blanco Martínez puso en el centro de su llamado a quienes viven bajo condiciones de vulnerabilidad que la pandemia del Coronavirus dejó aún más al descubierto.
La ceremonia de acción de gracias por primera vez, en sus más de dos siglos de tradición, se llevó a efecto sin la asistencia presencial de autoridades, invitados ni fieles debido al decreto de cuarentena que pesa sobre la capital de la provincia El Loa y debió transmitirse por medio de plataformas virtuales y transmisión radial con el mensaje del obispo de la Iglesia de Calama.
“Golpeados y zarandeados por una pandemia, nos conectamos para orar y agradecer por el don y legado común que hemos recibido de Dios y de los hombres y mujeres que buscando el bien de las personas hacen de esta tierra una gran nación”, dijo monseñor a los fieles, al tiempo que les invitó a guardar un minuto de silencio por todos los que han dado su vida en la lucha contra esta enfermedad implacable.
Monseñor Blanco recordó que esta pandemia nos ha cambiado como sociedad, causando graves daños a las familias con pérdidas de vidas, falta de trabajo, bajos sueldos, deterioro en la educación de los hijos, incertidumbre para nuestros adultos mayores, carencias en los migrantes, ocasionando con todo un ambiente de agobio y pesar; en medio de cual, sin embargo, ha surgido también lo mejor de nuestros compatriotas.
Resaltando entre ellos, el trabajo de los funcionarios de la salud, mesas sociales, instituciones de caridad de la iglesia y voluntarios quienes “se han jugado la vida en este tiempo y han dado una clase magistral sobre lo que significa el servicio público”, remarcó y agregó que: “Esa actitud de disposición y servicio que encontramos en los más sencillos, la querríamos ver siempre en todos los chilenos, especialmente en nuestras autoridades, representantes y líderes”, sentenció.
Monseñor Blanco Martínez, instó a poner en el centro de nuestra construcción social a la familia, anteponiendo el bien común a todo interés personal e ideológico, recordando que estamos llamados a ser una patria de hermanos con un mismo destino.
En tal sentido, monseñor Oscar llamó a dejar de lado todo tipo de discriminaciones, acentuando la preocupación por casos de violencia contra la mujer y femicidios que requieren atención urgente y prioritaria, así como los abusos de poder, la violencia social y el narcotráfico, el centralismo y la economía de exclusión.
Monseñor explico que: “Las necesidades de nuestra patria son extremas y para encontrar soluciones verdaderas necesitamos estar unidos para trabajar por un proyecto común”, apuntó aludiendo a la elaboración de una nueva constitución para una nueva sociedad, que, a su juicio, “requiere de hombres y mujeres nuevos que, superando “parálisis” internas, con la gracia de Dios, seamos capaces por fin de avanzar en la construcción pacífica de una patria justa”, resaltó.
Finalmente, monseñor Óscar Blanco pidió el amparo de la Virgen del Carmen, patrona de Chile, para que acoja nuestros dolores y esperanzas y nos muestre que el futuro de Chile está, “en los pobres, humildes y sencillos, en los tristes y los niños que confían siempre en Dios”, concluyó.