Este sábado 18 de enero la joven Daniela Cecilia Trigo Pizarro habría celebrado sus 32 años de no ser porque hace más de una década que se le perdió el rastro en el sector norte de Calama. Hoy, Fiscalía aún investiga su paradero.
Y fue a las 18:00 horas del viernes 12 de enero de 2007, hace ya 18 años cuando Daniela, alumna de la escuela E-42 Pedro Vergara Keller y que estaba a una semana de cumplir sus 14 años, fue vista por última vez en las inmediaciones de su domicilio en calle Dinamarca. Según el parte de “Persona Extraviada” de PDI, Daniela “vestía jean tipo pescador de color azul, peto color rosado, chaqueta color gris oscuro y botas negras”.
Desde ese momento hasta ahora, todo ha sido angustia para su familia. Su madre, Rossana Pizarro, explica que hasta el momento la única esperanza que tiene para saber algo nuevo sobre la investigación es que se realice una búsqueda al interior de un domicilio en Calama, pero para que aquello se efectúe se necesita la autorización de un juez.
“Llevamos más de cuatro años esperando aquella autorización y ha sido lo último que he sabido sobre las pericias que lleva Fiscalía. Esperamos que los Medios (de comunicación) no nos olviden como familia, pues esto es una búsqueda que aún no termina”, cuenta.
El pasado domingo se cumplieron 18 años de la desaparición. Para ese día, Rossana explica que “nos reunimos en familia a recordar a Daniela. Hemos tenido mucha pena porque ha pasado mucho tiempo y no se ha llegado aún a nada. Esto ha sido un calvario, hemos hecho todo lo humanamente posible y, por ahora, solo tenemos la esperanza de que se revise aquel domicilio. Tenemos fe de que Fiscalía podrá realizar ese trabajo”, expresa.
Por último, Rossana recuerda que poco antes de la Navidad de 2008, antes que se cumpliese el primer aniversario de la desaparición de su hija, ésta la visitó de madrugada para despedirse.
“Eran cerca de las 2 AM, y yo estaba despierta reparando a un angelito (figura) para adornar el árbol de Navidad. Es ahí donde veo a Daniela pasar fugazmente frente a mí. Los psicólogos me dicen que es efecto de el estar pensando continuamente en ella, pero solo Dios sabe que lo que vi es cierto. Mi hija se vino a despedir. Sé que ella ya no está, pero quiero tener un lugar donde ir a visitarla”.