El Teniente, que cobró la vida de seis mineros empleados por empresas colaboradoras, plantea serias preguntas sobre el modelo de subcontratación que ha sido adoptado en la industria minera chilena. Este fatídico evento, que involucra a cinco trabajadores de Gardilcic y uno de Salfa Montajes, subcontratistas de la empresa estatal Codelco, no sólo nos llena de dolor a todos aquellos que nos relacionamos con la Minería sino que pone al país entero de luto.
En Chile, un país definido por su riqueza minera, resulta paradójico que los trabajadores que llevan a cabo las actividades propias del giro, en muchas ocasiones son los más desprotegidos. Este contexto se vuelve aún más perturbador, considerando que el 10 de agosto celebramos el Día del Minero, una fecha destinada a honrar la contribución de quienes han sido el pilar del crecimiento económico nacional, y que hoy llega con un trago amargo.
La subcontratación, si bien ofrece ventajas en flexibilidad y especialización, también ha llevado en muchos casos a la precarización del trabajo, situación que vemos día a día en la gran familia minera. Las actividades fundamentales de la operación minera que deberían garantizarse en condiciones óptimas de seguridad y estabilidad, a menudo se delegan a subcontratos que pueden no contar con los mismos estándares de protección que los empleados directos. Este modelo, lejos de generar el beneficio integral que se busca, expone a los trabajadores a mayores riesgos y condiciones laborales desfavorables.
Es hora de revisar críticamente la legislación chilena respecto a la subcontratación en actividades propias del giro. El marco legal actual permite que empresas principales, como Codelco, deleguen responsabilidades claves a contratistas y subcontratistas, lo que a menudo diluye la responsabilidad y el compromiso integral con el bienestar de los trabajadores. La normativa debería reforzarse para asegurar que todos los trabajadores, independientemente de su vínculo contractual, gocen de los derechos y protecciones adecuados.
Condenar la precarización del trabajo a través de la subcontratación no es suficiente; debemos avanzar con acciones que garanticen un verdadero cambio. Esto incluye exigir a las empresas principales la supervisión estricta de las condiciones de trabajo impuestas por los subcontratistas y que se establezcan criterios rigurosos de seguridad y estabilidad laboral.
A solo días del día del minero, ocurre esta tragedia que nos obliga a reflexionar que la productividad no puede estar de la mano con la precarización del trabajo, y las personas. hoy viviendo este luto debemos honrar verdaderamente a quienes forman la columna vertebral de nuestra economía, promoviendo un entorno laboral más justo y seguro. Un Chile que valora su riqueza minera debe, por sobre todo, valorar y proteger a sus mineros. La revisión de nuestras prácticas de subcontratación no solo es necesaria, es un imperativo moral.
En memoria de quienes perdieron la vida en El Teniente y de todos los trabajadores que enfrentan precariedad, es crucial que enfrentemos este desafío con decisión y compromiso hacia un futuro mejor en la minería chilena.