Durante esta jornada inició la apertura de alegatos (vía Zoom) contra el imputado por el femicidio de Gabriela Contreras Uribe, joven calameña de 28 años asesinada el 23 de julio del 2019 a manos de su expareja, Mario Chaparro Llaves (de 34 al momento del crimen), quien se encuentra en prisión en la cárcel de Antofagasta.
En la instancia, expuso el fiscal adjunto Víctor Ravello, quien junto con los demás querellantes (abogado particular de la familia y del Ministerio de la Mujer y la Equidad de Género) coincidieron en solicitar la cadena perpetua para Chaparro.
En la instancia, Ravello explicó que “¿Cómo empezar un alegato de apertura en un juicio en donde veremos circunstancias estremecedoras y horrendas? Me preocupaba que este alegato no hiriera sensibilidades de personas vinculadas con la víctima”.
Alegato de la defensa
Al respecto la defensa del imputado, si bien reconoció los hechos y el dolo (intención) del crimen, manifestaron que Mario actuó cegado por la ira producto “del engaño”.
La defensa expuso que “Mi defendido hasta antes de ese día, se destacaba por ser un buen hijo, padre y trabajador y en general un buen hombre. Mario sentía que se encontraba en una crisis con su conviviente, pero sentía que con amor y ayuda profesional podían superar esta problemática con Gabriela, como lo habían sido antes de la crisis mencionada. Pero lo cierto es que el día 23 de julio del 2019, cuando Mario fue a buscar a (nombre del hijo) y a su madre Gabriela para llevarla a la consulta del pediatra, sucedió un hecho que provocaría el desenlace fatal”.
Según la defensa “Ese hecho fue cuando Mario se encontraba arreglando las cosas de su hijo para ir al pediatra cuando llega un mensaje al teléfono de Gabriela de un tal Pablo. Y entre el tiempo transcurrido entre el sonido que emitió la llegada del mensaje y la llegada de Gabriela, Mario revisa el teléfono y descubre que Gabriela mantenía una relación sentimental con otro sujeto. Le pide a su hijo que se quede en la pieza y lo encierra con llave para evitar que este evitara escuchar una segura discusión. Cuando Mario llega a la cocina donde se encontraba Gabriela la confronta, y le pregunta por qué motivo lo engañaba y por qué le daba esperanzas si tenía esta relación con el tal Pablo. Gabriela le dice que se tranquilice y saca del cajón de la cocina un cuchillo amenazando a mi defendido, el que ya no se pudo contener, quitándole el cuchillo a Gabriela y propinándole múltiples puñaladas con el fin de matarla. Mi defendido actuó cegado por la rabia, ira, vergüenza y con la sensación que solo el engaño puede provocar. Esta es la verdad y mi defendido tendrá que ser condenado por el delito de femicidio, pero también es verdad que mi defendido antes de estos hechos no tenía registros penales. Este fue un crimen pasional por donde sea que se le vea”.