Calama en Línea ofrece un detalle del estado de la tropa boliviana defensora de Calama para el ya histórico 23 de marzo de 1879, la cual estaba constituida escasamente por personal militar (aproximadamente 20 hombres), y unos 130 civiles armados con fusiles.
No obstante el grupo adolecía de las municiones necesarias para hacer frente a parte del ejército chileno que hasta hace poco había desembarcado en Antofagasta, presto a ocupar las provincias entonces bolivianas. Por lo anterior, dos civiles y empresarios de la zona, Ladislao Cabrera y Eduardo Abaroa (ambos, héroes nacionales de Bolivia) tomaron las riendas del suceso y se dieron la misión de resistir el ataque.
El 23 de marzo se conmemora el combate de Topater o combate de Calama, cuando fuerzas chilenas ocuparon la comuna no sin antes una férrea defensa en la cual murió Eduardo Abaroa, quien pese a estar herido de muerte y ser intimado a rendición, siguió disparando hasta ser destrozado por una ráfaga de tiros de la caballería chilena. Pero días previos a ese desenlace, otro de los encargados de la resistencia escribió a Abaroa para solicitarle pertrechos (alimentos y armas) para los combatientes.
Carta
El autor de la misiva fue don Ladislao Cabrera. Abogado, periodista y profesor quien para marzo de 1879 fue quien más advirtió al gobierno de Bolivia sobre el avance de Chile a través del litoral. Cabrera, quien había armado un pequeño grupo de civiles para oponerse a la ofensiva chilena, escribió a Abaroa solicitándole alimentos y enseres para la defensa.
¿Por qué Abaroa? Porque este héroe boliviano no era militar, sino empresario, por ende Cabrera pensó que éste le abastecería con los pertrechos necesarios para la batalla. Abaroa respondió el encargo y envió los materiales enumerados en la siguiente misiva:
Transcripción
Calama, 18 marzo 1879.
Señor Don Ladislao Cabrera.
Apreciado Amigo.
Es en mi poder de su grata 15 del actual (fecha de la carta remitida por Cabrera) en la cual me solicita junto con otros vecinos de Calama una contribución para la alimentación de los rifleros que defenderán el pueblo cuando ataquen los de Caracoles (donde se estacionaba parte del ejército de Chile).
Mi hermano Ignacio y mi familia queremos contribuirle con los siguientes alimentos para las tropas y las bestias caballares y mulares.
1 arroba de azúcar, 1 arroba de arroz, 20 libras de fideos, 30 libras de charque, 1 quintal de papas, 10 libras de sal, 2 barriles de pan desharinado, 1 quintal de cebolla, 5 kilos de café negro, 10 amarros de tabaco, 23 amarros de papel de hilo, 10 cargas de abril de agua para tomar, 20 arrobas de pasto y cebada para los caballos. 2 turriles (barriles, en Bolivia) de pólvora, 1 (ilegible) con un revólver.
Desenlace
Esta carta de puño y letra de Abaroa yace hoy enmarcada en el museo privado del Ferrocarril Antofagasta (FCAB). El desenlace de la resistencia ya es historia. Chile aplastó la defensa boliviana, ultimando a Abaroa quien se transformó en el héroe nacional de ese país de la Guerra del Pacífico.
Ladislao Cabrera sobrevivió a la guerra, muriendo en 1921. Isaac Arce, autor de “Narraciones históricas de Antofagasta” dijo haber conocido en su juventud, mientras trabajaba como capataz en las oficinas salitreras del interior de la región, a ancianos obreros que habían resistido esa jornada en Calama.
Ya viejos y con la piel curtida de valor y trabajo, estos nunca le dieron detalles del combate. Solo le contaron que previo a la llegada de los “chilenos”, se les entregó una ración de cebollas, tabaco y si tenían suerte, un revólver para resistir.