Danny Vera Campos, es el nombre del calameño que por hobby se dedica a subir cerros junto a su fiel compañera, su bicicleta, mediante el deporte del Bigmountainbike, que mezcla el montañismo, el Mountainbike y el Trekking, una especialidad que es oriunda de los países europeos, y que este loíno busca replicar en nuestra zona.
El proyecto nace principalmente por interés de Danny de investigar sobre los cerros, volcanes y montañas del norte, “ya que bien poco han sido exploradas y mucha gente desconoce su ubicación, y que muchos de ellos tienen nombres de la época precolombina. La idea principal es dar a conocer a la comunidad que existen y tienen historia, además de mostrar la flora y fauna de cada lugar donde están emplazados, y obviamente disfrutar del deporte”.
A la fecha, lleva 2 años y medio de trabajo, con un total de 36 cerros subidos, teniendo la intención para fines de 2023, llegar a la cifra de 50. Un pasatiempo en el que dedica varias horas, pero en el que dice es una grata y enriquecedora experiencia.
“Lo bonito de esta disciplina es que uno va aprendiendo de los cerros, muchas veces pasamos por al lado de uno y no se le da la importancia que merecen, pero después investigando te das cuenta que la mayoría de los cerros tienen nombre. Por ejemplo, en la época inca se nombró Cerro Verde a uno ubicado en Caspana, o para los likanantai el Cerro Cablón, o más de carácter ceremoniosos, el Cerro Sirawe, Guacho o el Colorado de Taira”, comenta el explorador.
Asimismo, agregó que en Calama también hay varios que deberían tener más realce, como por ejemplo el Yalquincha, Calama, Quetena, Genoveva, del Inca, La Luna, Amarillo, Limón Verde, por mencionar algunos.
Sobre la experiencia más agradable para él en estos dos años de aventuras, Danny Vera recordó su subida al Volcán Láscar, “todos los cerros tienen su atractivo, pero este ha sido el que he tenido mayor desgaste físico porque tiene una pendiente alta de 40 grados. Lo bonito pasó antes que subiera, porque iban dos cordadas de brasileños cuando yo pasé completamente cargado, y ellos comenzaron a saludarme y aplaudirme. Me imagino que para ellos fue algo novedoso ver a alguien subiendo en bicicleta a un volcán, considerando que el Láscar está a 5 mil 600 metros de altura”.
“Junto con ello, al llegar a la punta, la vista que uno tiene es espectacular. Se puede ver un cordón de montañas, por ejemplo el Tumisa, el Corona, Meñique, además de ver en el trayecto guanacos, zorros, ñandúes, vicuñas, llamas, y la flora que crece en estos cerros”, añadió el ciclista.
El loíno plasma su trabajo en su Instagram, donde se pueden apreciar imágenes de todas sus subidas, invitando a la comunidad loína a interiorizarse en la historia de estos