El domingo 6 de agosto del 2015 fue un día nublado para el puerto salitrero. Si bien había llovido en algunas zonas, eran precipitaciones que no pasaban más allá de un evento climatológico esperado. La población no dimensionaba lo que se les cernía para esa tarde.
Sin embargo las precipitaciones se intensificaron aquella jornada, generando un poderoso barrial tras los cerros, que a eso de las 16.00 horas bajaron como un potente alud sobre la población, específicamente en el sector norte oriente.
Ocho fallecidos y dos desaparecidos fue el saldo de víctimas fatales que dejó el aluvión, eso, sin contar las cientos de familias damnificadas cuyas casas fueron arrasadas por el barro. Solo ocho años antes, el mismo puerto había sido también devastado por un terremoto que derribó casi todas sus viviendas y edificios públicos.