El equipo de robótica Wall- E del Colegio San Ignacio de Calama volvió a dejar en alto el nombre de la comuna, esto tras obtener el título de subcampeón nacional en la FIRST LEGO League Challenge (FLL), competencia desarrollada el pasado 6 de diciembre en el Colegio Alemán de Chicureo, en la Región Metropolitana.
En esta instancia participaron las y los estudiantes Antonia Vidal (1° medio), Lucas Vilca (6° básico), Arturo Suárez (2° medio), Pablo Sepúlveda, Annais Ocaranza, Sofía Carmona y Magdiel Bugueño (3° medio), Félix Zárate (7° básico) y Aracely Ocaranza (5° básico), junto a los profesores y coaches Sebastián Ocaranza y Diego Araya. El equipo compitió con los 38 mejores equipos del país, en una temporada que reunió a 206 equipos a nivel nacional.
La temporada 2025 de la FIRST LEGO League, denominada “UNEARTHED” (Desenterrado/a), estuvo enfocada en la búsqueda de soluciones innovadoras a problemáticas vinculadas a la arqueología, desafío que Wall-E abordó a través del proyecto PACHALAB.
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PACHALAB
Sebastián Ocaranza, profesor y coach del equipo, explicó que desarrollaron PACHALAB, un sistema de monitoreo ambiental diseñado para registrar y analizar variables climáticas y biológicas en sitios arqueológicos.
“Este proyecto se llevó a cabo gracias a una valiosa vinculación con el Instituto de Investigaciones Arqueológicas y Museo (IIAM) de la Universidad Católica del Norte, junto al acompañamiento del programa PAR Explora Antofagasta. PACHALAB busca aportar información clave para la reconstrucción tafonómica, permitiendo monitorear de forma continua las condiciones ambientales sin que los investigadores deban permanecer largos periodos en terreno”, señaló.
Actualmente, el sistema se encuentra completamente operativo y a la espera de ser instalado en un sitio arqueológico, lo que permitirá validar su funcionamiento en un contexto real y seguir aportando desde la robótica educativa al desarrollo científico y patrimonial del país.
El Juego del Robot
Paralelamente, Wall-E obtuvo el mejor puntaje del torneo en el Juego del Robot, una de las pruebas más exigentes de la competencia. En ella, los equipos deben diseñar, construir y programar un robot con piezas LEGO capaz de completar, de forma completamente autónoma, 15 misiones en un tiempo máximo de 2 minutos y 30 segundos.
“Esta etapa pone a prueba no solo las habilidades técnicas y de programación, sino también la planificación estratégica, el trabajo colaborativo y la optimización del tiempo. Es donde los equipos demuestran su verdadero dominio tecnológico”, explicó Ocaranza.
Rumbo al Mundial 2026
Este 18 de diciembre, desde la organización darán a conocer el nombre del país en el que se desarrollará la próxima competencia internacional. Cabe destacar que el equipo de robótica cuenta con una amplia trayectoria en este tipo de competencias, habiendo representado a Chile en instancias internacionales como Estados Unidos, Marruecos (2023) y Sudáfrica (2025), tras adjudicarse distintas ediciones del First LEGO League a nivel nacional.
Fue precisamente en Ciudad del Cabo, Sudáfrica, donde el equipo fue distinguido con el Premio Estrella en Ascenso, reconocimiento que refuerza su proyección internacional.
“Para nuestro equipo, representar a Chile en la FIRST LEGO League es un orgullo enorme y una gran responsabilidad. Desde que se conformó el equipo, hemos tenido la oportunidad de representar a nuestro país en diversas instancias internacionales, y esta sería la sexta vez que asumimos ese desafío en una de las competencias de robótica educativa más importantes del mundo”.
Tocando puertas
Si bien estos logros son razón de orgullo y celebración, el equipo también ha debido enfrentarse a diferentes escenarios para poder llegar hasta donde están. Uno de estos retos tiene que ver directamente con la falta de apoyo externo.
Desde el equipo señalan que, en diversas ocasiones, al solicitar apoyo a empresas locales se han encontrado con puertas cerradas, principalmente por pertenecer a un colegio particular. Sin embargo, el establecimiento educacional ha sido un pilar fundamental, proporcionando espacios, equipamiento y respaldo docente, mientras que los apoderados han asumido gran parte de los costos de traslado.

Aun así, existen necesidades por cubrir, especialmente en la renovación y ampliación del equipamiento tecnológico y en los gastos asociados a la participación en competencias nacionales e internacionales.
“Hacemos un llamado a los empresarios y actores locales a sumarse a este proyecto, apoyándonos en la adquisición de más robots y recursos. Esto nos permitiría seguir creciendo como equipo y también abrir este espacio a la comunidad, compartiendo con otros estudiantes lo que estamos aprendiendo desde la robótica educativa”, señalaron.
Educación STEM: un desafío pendiente
La experiencia del equipo también dejó en evidencia un desafío regional. Para llegar al torneo nacional, Wall-E debió competir previamente en la fase regional, donde participaron solo nueve equipos, cifra menor en comparación con otras regiones del país.
El equipo hizo llamado a las comunidades educativas a confiar en las capacidades de sus estudiantes y a atreverse a participar en este tipo de competencias, destacando que invertir en educación y en proyectos como la robótica educativa no solo fortalece el aprendizaje, sino que constituye una apuesta concreta por el futuro de la comuna y del país.
En este contexto, Sebastián Ocaranza reflexionó sobre la importancia de fortalecer la educación STEM (Science, Technology, Engineering and Mathematics, en español: ciencia, tecnología, ingeniería y matemáticas).

“La educación STEM debería ser un área mucho más conocida y accesible, ya que no se trata solo de tecnología o ciencia, sino de aprender a pensar, crear y resolver problemas reales del entorno. Por eso, es fundamental seguir motivando a las comunidades educativas y también invitar a las empresas locales a involucrarse e invertir en la difusión y el fortalecimiento de estas áreas, que abren grandes oportunidades para niños y jóvenes”, afirmó.
Ocaranza considera que como profesor la clave radica en motivar a los estudiantes con desafíos reales, darles espacios para experimentar y aprender sin miedo a equivocarse. “Pero, por sobre todo, es muy importante que el profesor esté presente, que acompañe, motive y confíe en las capacidades de sus estudiantes. Cuando ellos sienten ese apoyo, entienden que el esfuerzo, la constancia y la curiosidad sí valen la pena y pueden abrirles muchas oportunidades”, cerró.



