El profesor Espinosa murió en Santiago en compañía de sus familiares, cuando se acercaba al siglo de vida. El académico nacido en 1924, en la oficina Catalina del cantón Taltal, fue hijo de Héctor Espinosa y Blanca Arancibia. Junto a ellos y sus hermanos se instaló en Antofagasta, donde fue alumno del San Luis, la Escuela N°4 y del Liceo de Hombres. Su desarrollo en educación superior lo hizo en el Pedagógico de la Universidad de Chile y, tras concluir sus estudios, regresó a Antofagasta, ciudad en la que encontró enormes problemas de abastecimiento de agua, luz y otros bienes y servicios elementales.
En ese contexto, el profesor ideó un invento que le dio fama y reconocimiento nacional e internacional: el atrapanieblas. Se trata de un curioso artefacto construido con 360 barras de cobre de un metro de largo y arpillera, la que tenía por objetivo tomar parte del agua de las nubes, condensarla y capturarla para el consumo de la población.
Esa tarea la implementó, entre otros, junto a Elsa Terraza y los profesores Villarroel y Olcay, de Física y Matemáticas de la Universidad del Norte. Igual de sorprendente es su enorme calidad humana. El profesor Espinosa entregó la patente del invento a la Universidad y esta la legó a la Unesco con el objetivo de que pudiera ser usada libremente por todas las comunidades que lo requieran. De este modo, ha sido implementada con éxito en diferentes latitudes.
Por estas y otras razones, la UCN le reconoció en vida como uno de sus más destacados miembros de la Comunidad, pues él encarnó los mejores valores de nuestra Casa de Estudios Superiores.
Para todos y todas quedan sus enseñanzas y generosidad, las que permanecerán por mucho tiempo. Por supuesto, les estaremos informando las acciones a desarrollar en honor al recuerdo y obra de don Carlos.
Les envío un cordial saludo y mantengámonos unidos en oración por su eterno descanso.