Este martes, tuvo lugar la ceremonia de colocación de la primera piedra de la instalación del conjunto sur del CTAO en la ubicación que el Observatorio Europeo Austral (ESO) le ha destinado en Paranal (Chile), marcando el inicio de la construcción de los cimientos del telescopio. El CTAO (siglas de Cherenkov Telescope Array Observatory, observatorio del conjunto de telescopios Cherenkov), será el observatorio de rayos gamma más grande y potente del mundo, proporcionando nuevas perspectivas sobre el universo de altas energías. Este conjunto sur será el primer observatorio de rayos gamma construido en Chile.
“Nos complace dar la bienvenida a esta innovadora instalación a la familia de ESO. Es un placer para nosotros ver el inicio de la construcción del emplazamiento sur de este potente observatorio, aquí en Paranal, en el desierto de Atacama, en Chile, un lugar con los cielos más prístinos de la Tierra. Esta inauguración es un hito enorme tanto para el CTAO como para ESO, pero también para Chile, ya que esta nueva instalación fortalecerá la posición del país como centro global de astronomía”, declaró el Director General de la ESO, Xavier Barcons, en su discurso de bienvenida durante la ceremonia de colocación de la primera piedra.
El CTAO es un proyecto internacional, del que ESO es socio fundador y anfitrión del conjunto sur; varios Estados miembros de ESO también participan en el proyecto y equipos científicos de todo el mundo, incluido Chile, se están preparando para observar con esta instalación en los próximos años. El inicio de la construcción de los cimientos, trabajo liderado por un consorcio de empresas chilenas, allana el camino para que los primeros telescopios se desplieguen en Paranal antes de finales de 2026.
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“Gracias al compromiso de nuestros socios de todo el mundo y al apoyo de ESO como nuestro anfitrión aquí en Chile, ahora estamos convirtiendo un sueño en realidad a medida que comienzan las obras de lo que será el observatorio de rayos gamma más avanzado de la Tierra”, expresó Stuart McMuldroch, responsable del programa de construcción del CTAO. Por su parte, Thomas Klein, director de operaciones de ESO manifestó que “esta revolucionaria instalación transformará nuestra comprensión del universo, abriendo una nueva ventana a los fenómenos más energéticos del cosmos”.
El CTAO está diseñado para detectar rayos gamma de muy alta energía emitidos por los eventos más violentos y potentes del universo. Contará con más de 60 telescopios en dos ubicaciones: CTAO-Sur y CTAO-Norte -uno en cada hemisferio- con una superficie total de captación de más de 1 millón de metros cuadrados. Solo el sitio sur contará con más de 50 telescopios, diseñados para captar un amplio rango energético (desde 20 GeV hasta 300 TeV, miles de millones de veces más energético que la luz visible).
El CTAO detectará radiación de alta energía con una precisión y exactitud sin precedentes, superando con creces a los telescopios de rayos gamma actuales. Cuando un fotón gamma energético impacta la atmósfera terrestre, produce una cascada de partículas que provoca la emisión de lo que se conoce como radiación de Cherenkov (un característico destello tenue de luz azul visible). Este destello dura solo unas pocas milmillonésimas de segundo, por lo que debe ser fotografiado con cámaras súper rápidas y muy sensibles, con telescopios de enorme capacidad de captación de luz instalados bajo cielos oscuros y prístinos.
Al identificar las fuentes de estos rayos gamma, el CTAO proporcionará una visión más profunda que nunca antes sobre los eventos y objetos más extremos de nuestro universo, centrándose en áreas clave como comprender el origen y el papel de las partículas cósmicas relativistas; sondear entornos extremos como agujeros negros y estrellas de neutrones; y explorar las fronteras de la física buscando materia oscura y poniendo a prueba los límites de la teoría de la relatividad de Einstein.
En 2018, el CTAO, ESO y las autoridades chilenas firmaron acuerdos para que el conjunto sur del CTAO se alojara en el Observatorio Paranal de la ESO, a menos de diez kilómetros al sureste de la ubicación del VLT (Very Large Telescope) de ESO. Esta región, ubicada en el desierto chileno de Atacama, ofrece los cielos más claros y oscuros de cualquier observatorio astronómico del planeta, gracias a la geografía chilena y al compromiso del país con la protección de sus cielos nocturnos.



