Un día como hoy, pero en 1738 (hace 287 años) se fundaba en Chile la Real Universidad de San Felipe, la primera institución que brindaba conocimientos de estudios superiores en el país, cuando éste aún estaba bajo la férula española.
De hecho, su nombre “San Felipe” le fue concedido el nombre del rey español Felipe V (gobernó de 1700 a 1746), quien firmó el acta de fundación de la universidad con el siguiente decreto “fundación, erección y establecimiento» de la Real Universidad de San Felipe de Santiago de Chile.
Sin embargo, las clases no comenzaron hasta el 9 de enero de 1758, once años después, con una cátedra de Derecho que su impulsor no alcanzó a ver realizada. Como era de esperar, se rigió por los parámetros establecidos para las más antiguas universidades de la América Española, como la Real Universidad de San Marcos de Lima, la Universidad del Rosario de Bogotá o el Colegio de México. A través de la Universidad de San Marcos recibió los privilegios de la Universidad de Salamanca, España.
Al igual que sus similares de México y Lima, la Universidad de San Felipe contaba con facultades de Teología, Filosofía, Derecho, Medicina y Matemáticas. En este establecimiento se graduaron más de mil estudiantes, algunos de ellos provenientes de Cuyo, Córdoba, Buenos Aires y Salta. Esta estructura funcionó regularmente hasta 1813, cuando la universidad se desintegró parcialmente para la constitución del Instituto Nacional.
El 17 de abril de 1839 el ministro de Justicia, Culto e Instrucción Pública, Mariano Egaña, dictó un Decreto Supremo que declaraba extinguida a la Universidad de San Felipe, y en su lugar creó la Universidad de Chile, pasando los bienes y el claustro a esta última. El último rector de la extinta universidad fue el sacerdote Juan Francisco Meneses Echanes.