La ministra de Obras Públicas, Jessica López, encabezó la puesta en marcha de la ampliación de la Planta Desaladora Norte, que convertirá a Antofagasta en la primera ciudad de Chile que se abastecerá en su totalidad con agua proveniente del mar y la primera de Latinoamérica, con más de 500 mil habitantes, abastecida completamente por esta vía.
Los trabajos, que fueron ejecutados por la empresa Aguas Antofagasta, representaron una inversión de US$130 millones y permitirán ampliar la capacidad de producción a 1.436 litros por segundo, pudiendo con ello abastecer con agua potable continua y de calidad en un 100% a las ciudades de Antofagasta y Mejillones.
“Buenas noticias para nuestro norte. Desde hoy, Antofagasta es la primera ciudad latinoamericana sobre 500 mil habitantes en abastecerse 100% con agua desalada. Así, poniendo a las familias al centro, enfrentamos la mega sequía”, destacó la ministra de Obras Públicas, Jessica López.
La secretaria de Estado, explicó que: “Estas obras van en línea con la acción de nuestro gobierno para enfrentar la sequía y asegurar el agua para consumo humano. La desalación es una respuesta concreta a la sequía que vive nuestro país en el norte, al igual que otros proyectos que estamos llevando adelante, como la licitación de la desaladora de Coquimbo por US$350 millones”.
En la Región de Antofagasta, la producción de agua potable, a partir de fuentes marinas, comenzó el 2003, con la puesta en marcha de la Planta Desaladora Norte, que en aquella época cubría el 15% de la demanda de la capital regional.
Por su parte, el superintendente de Servicios Sanitarios, Jorge Rivas, agregó “el desierto de Atacama ha empujado a la región de Antofagasta a ser pionera en diferentes ámbitos, la escasez permanente de recursos hídricos es uno de estos, y es por ello que la desalación de agua de mar a gran escala es una realidad hace más de 20 años en Antofagasta. Pero no es lo único, confiamos que Antofagasta también será pionera en reutilización de aguas servidas tratadas, por ejemplo con la licitación en curso de una planta de tratamiento para reúso de las aguas del emisario submarino de Antofagasta. Estas realidades auspiciosas no significan que ya esté todo resuelto, todavía hay grandes desafíos en materia de atención de emergencias y duplicidad de infraestructura para minimizar riesgos”.