Matea Silva contaba con 35 años cuando sorteó una de las experiencias más traumáticas de su vida. Cumplir labores de enfermera en medio de una magna batalla, asistiendo a los cientos de heridos que eran trasladados hasta su ambulancia, comprimiendo hemorragias, extirpando proyectiles y esquirlas, amputando miembros y en última instancia, intentando consolar al soldado moribundo antes de que falleciese. Todo esto mientas a pocos kilómetros, miles de hombres se batían en medio de ensordecedores cañonazos, cargas de caballería, gritos, sangre y fuego.
Y es que esta mujer fue enfermera del regimiento Atacama durante la Guerra del Pacífico (1879-1883), por lo cual estuvo presente en las batallas de Chorrillos y Miraflores, que concluyeron con la toma de Lima en enero de 1881.
Matea fue una veterana de guerra y vivió hasta los 84 años, falleciendo lejos de los honores y la calidad de vida que su arrojo merecía. Hoy, es la única mujer que yace sepultada al interior del mausoleo dedicado a todos estos combatientes en el cementerio de Antofagasta. Para cada 13 de enero, investigadores y aficionados a la historia visitan y rinden homenaje a sus sepulturas.
DÍA DEL VETERANO
Fue la madrugada del jueves 13 de enero de 1881 cuando se desencadenó la batalla de Chorillos, siendo este sector una de las dos líneas defensivas levantadas por Perú para evitar la toma de su capital. Fue por este hecho que quedó establecida esta efeméride como el “Día del Veterano”.
Algunos de los partícipes de este combate se encuentran sepultados en el mausoleo de los veteranos en Antofagasta. Ana Olivares Cepeda, gestora del proyecto de Ley Día Conmemorativo a la Cantinera y miembro de la agrupación de investigación histórica Los Viejos Estandartes, conoce de memoria la biografía de cada uno de éstos.
“En el cementerio de Antofagasta hay varias tumbas cuyas lápidas hacen mención que el difunto fue veterano de la Guerra del Pacífico. Recordarlos este 13 de enero es un gesto que le debemos. Sin duda, los más contentos, desde el cielo, serán nuestros ‘viejitos’, nuestros héroes civiles, campesinos, mineros, de pueblos originarios, los sacerdotes, los niños y nuestras valientes mujeres”.
OLVIDO
La construcción del mausoleo fue realizada por los mismos veteranos en vida, quienes estaban asociados a una sociedad de beneficencia establecida en el año 1900. El investigador y académico de la Universidad Católica del Norte, Isidro Morales, da el detalle de cómo fue la vida de estos excombatientes, una vez concluido el conflicto.
“Después de la guerra, mucho de estos soldados se quedaron trabajando en el norte, ya sea en las pampas como obreros salitreros o en las costas como portuarios. Lo lamentable es que con el paso de los años, varios quedaron echados a su suerte, porque después de la guerra fueron desmovilizados y regresaron a sus oficios. Varios cayeron en la pobreza, puesto que resultaron lesionados o amputados después de las batallas. Incluso aparece en la prensa de la época cómo agrupaciones de vecinos organizaban ollas comunes o colectas para estos hombres”, cuenta.
Misma opinión comparte el investigador histórico especializado en la Guerra del Pacífico, Mauricio Pelayo González, quien explica que tras la guerra “no fue fácil para ellos adaptarse nuevamente a labores en muchos casos olvidadas, pero quienes podían físicamente hacerlo, se empeñaron en eso. Otros no se adaptaron jamás y terminaron sus días en la Casa de Orates sin reponerse de lo duro de la guerra. Algunos enfermos murieron al poco tiempo, y como en la guerra, sus restos depositados sin honores ni palabras terminaron en las fosas comunes de los cementerios. La guerra había terminado y sus vidas debían seguir, el Estado ya no los necesitaba”.
Por último, Pelayo agrega que “en 1906 recién comenzó a reconocer con un bono, cuando la mayoría ya había muerto abandonado. En 1925 son llamados a justificar sus servicios para recibir nueva ayuda del Estado, aun menos quedaban con vida. Quedaban solo los que muy niños partieron a la guerra para recibir este reconocimiento y un hito muy importante que debió ocurrir mucho antes, se decreta en 1926 como el Día del Veterano del 79”.