Orlando Contreras González y Mabel Pañaloza Arébalo llevaban 38 años de matrimonio. La pareja que residía en Calama había cumplido con creces sus deberes de progenitores, pues sus tres hijos ya eran independientes y mantenían a sus propias familias.
Por lo demás, Orlando -de 61 años- había jubilado recientemente como jefe de turno de una fundición de concentrados de Codelco. Su único motivo que lo mantenía en Calama era el cuidar a su madre que se encontraba postrada, pero la anciana falleció en noviembre pasado, por lo cual Orlando y Mabel comenzaron a pensar en ellos.
“A el le gustaba mucho el mar, le relajaba. Además que la pesca era uno de sus hobbies favoritos. Por ese motivo teníamos una cabaña en Caleta Buena, la cual íbamos con frecuencia. Entonces nuestro plan era irnos a vivir allá. Después de que murió mi suegra, decidimos irnos a vivir a la playa. Era nuestro plan”, cuenta Mabel, su viuda.
Orlando comenzó a viajar con frecuencia a la caleta para preparar la vivienda. La tarde del jueves 19 de mayo se despidió de su familia, se subió a la camioneta y partió para construir el radier durante ese fin de semana, y también para aprovechar de pescar. Volvería el domingo, pero no volvió.
LA BÚSQUEDA
El viernes 20 de mayo Orlando participó de una llamada grupal de wathsapp con su familia y el sábado 21 habló personalmente con Mabel por celular. Esa sería el último contacto que tendría la pareja en vida.
El domingo debía de regresar a Calama, pero no fue así. Según cuenta Mabel “ese día le llamamos pero el celular estaba apagado, cosa que no nos alarmó porque era habitual que la señal se cayera en esos sectores, además pensábamos que venía de viaje, así que no insistimos y esperamos”.
Pero llegó el lunes y de Orlando aún no había rastros. Mabel viajó junto a familiares a Caleta Buena a buscarlo, pero no lo encontraron, tampoco su camioneta ni ninguno de los implementos de pesca que su marido tenía al interior de la cabaña. El martes interpusieron una denuncia por presunta desgracia en Tocopilla -comuna que tiene la jurisdicción policial sobre la caleta-, y de ahí comenzó el calvario por dar con el paradero del esposo, del padre, del abuelo y del amigo.
HALLAZGO
El cadáver de Orlando fue hallado al interior del pique de una antigua mina ubicada cerca de la caleta el viernes 27 de mayo. Pocos días antes de este suceso, su camioneta había sido encontrada por peritos de la PDI en una población del sector norte de Antofagasta.
Según cuenta Mabel, Bomberos, quienes hicieron un reconocimiento al interior de los piques de la mina donde se encontraba Orlando, no habían obtenido resultados, pero en una de las misiones que realizó el aparato que debía medir la concentración de gases al interior de los piques se atascó y quedó en el fondo. Bomberos tuvo que bajar físicamente para rescatar el aparato y fue en ese instante cuando advirtieron un brazo en las profundidades del yacimiento.
Los peritajes comprobaron que el cuerpo era de Orlando. El cadáver presentaba múltiples puñaladas. A principios de junio la PDI detuvo y formalizó como imputados de homicidio a dos hombres mayores de edad por el crimen del calameño. M. F. R. y D. F. R., ambos chilenos, que hasta hoy se encuentran en prisión preventiva. El juzgado fijó un plazo de 140 días para la investigación inicial, la cual debería concluir -solo en su primera fase- a mediados de octubre.
Mabel está desesperada. “Fiscalía tiene todos los antecedentes del caso. Por motivos judiciales no puedo dar detalles, pero solo queremos justicia y que a esos tipos se les de cadena perpetua. Estamos esperando una autorización de la Gobernación para realizar una marcha clamando por justicia en Calama y, si es necesario, también en Tocopilla. Nos devastaron como familia, aún no nos recuperamos, y mientras el caso siga abierto, no hallamos nuestra paz. Orlando fue ejemplar toda su vida, a su funeral asistieron más de 300 personas, incluso se tuvo que cerrar las calles cuando pasaba su cortejo. Lo mínimo que merece mi marido es justicia”.