Iniciar la etapa clínica y el primer contacto con sus pacientes es un hito que no solo marca sus carreras, sino también la forma en que viven su vocación. Es por lo que, para los estudiantes de Medicina de la Universidad Católica del Norte la ceremonia de investidura es uno de los momentos más significativos de su formación profesional.
Esta ceremonia marca el momento en que los y las estudiantes dejan de dedicarse exclusivamente al estudio en las aulas y comienzan a tratar con sus primeros pacientes, experiencia que enfrentan acompañados de sus tutores y tutoras en los Campos Clínicos.
Esta emocionante instancia la vivieron junto a sus familiares, amigos y docentes, quienes han sido testigos de sus esfuerzos, logros y, por cierto, de sus momentos complejos.
“Aquí están sus familias para acompañarlos en este rito fundamental de sus trayectorias formativas, desde la alegría, el orgullo, la contención y el amor. Padres, madres, hermanos, abuelos, tíos que han presenciado desvelos, frustraciones y logros. Y aquí también estamos nosotros, sus profesores, para compartirles los conocimientos necesarios para su desempeño práctico, pero también para entregarles aquellas enseñanzas que marcarán sus vidas y su futuro. Es que jamás debemos olvidar que igual como ustedes llegan hasta aquí con sus amores, alegrías, dolores y experiencias personales, detrás de cada persona que atendemos, detrás de cada paciente, hay una vida y una historia que desconocemos, pero cuyos trazos -incluso- podrían contribuir a un buen diagnóstico”, explicó la Decana de la Facultad de Medicina, Dra. Giselle Myer Morales.
“En el futuro, como médicos, se les presentarán desafíos de todo tipo, desde situaciones de emergencia hasta pacientes que necesitan atención compasiva y prolongada. En situaciones como estas, es importante recordar que cada paciente es un ser humano con sentimientos, miedos y esperanzas, y que, como médicos, estamos en una posición privilegiada para aliviar el sufrimiento y hacer una verdadera diferencia en el mundo. Les animo a abrazar esta carrera con pasión y dedicación, a seguir aprendiendo y creciendo, y a nunca perder de vista el objetivo final de ser agentes de cambio en su comunidad y en el mundo”, precisó el Dr. Nelson Zepeda Pérez, jefe de la Carrera de Medicina UCN.
SIMBOLISMO
Esta celebración es un momento clave para el estudiante, y tradicionalmente se realiza en el transcurso del tercer año de la carrera. Tal como lo expresó Florencia Silva González, “es una instancia que marca un avance en la trayectoria de nuestros estudios y un momento muy emotivo para nosotros y para nuestras familias”.
En tanto, para Alberto Barrera Moreno, “representa la mitad de una etapa y una motivación para terminar la carrera. Estar en contacto con pacientes me ha ayudado a tener más personalidad; a futuro, me proyecto trabajando en el sector público que es lo que más me gusta”.
Durante la ceremonia, alumnas y alumnos de tercer año rememoraron sus momentos más significativos en las aulas y también, dejaron espacio para disfrutar de la música, acompañados de sus compañeros Martina Jadue y Sebastián Barrios quienes interpretaron la canción “Zona de promesas” de Gustavo Cerati y Mercedes Sosa. Además, la TUNA UCN Coquimbo los deleitó con su chispa y entretención.
La práctica clínica llevará a las y los estudiantes a una etapa crucial en su formación, un ciclo donde el uniforme azul (el llamado pitufo) y la bata, se convertirán en la materialización de sus proyecciones profesionales y de su sueño de aportar a la salud de la comunidad.