Este 25 de diciembre fueron instaladas las nuevas letras que dan la bienvenida a la localidad de Chiu-Chiu, gracias a la colaboración entre la Comunidad Indígena Atacameña San Francisco de Chiu-Chiu y los artistas e investigadoras del proyecto de Exploración ANID: Ciencia y arte.
En el mes de septiembre de este año, y a partir del diálogo que se dio entre el directorio de la Comunidad, y el proyecto de exploración científica y artística surgió una inquietud: las letras que daban la bienvenida al pueblo hasta ese entonces no les representaban, principalmente porque en su diseño habían sido pintados elementos que pertenecían a otras culturas. Ante esta necesidad, el equipo de Ciencia y Arte, asumió el desafío de desarrollar una propuesta visual con una base científica para volver a pintar las letras, con un diseño que incorporase referentes que sí fueran propios de la cultura y el territorio de Chiu-Chiu.
Ciencia y arte es un proyecto liderado por la investigadora teatral y académica Milena Grass, e integra su equipo Helena Horta, arqueóloga con más de treinta años de experiencia en investigación y docencia del arte y arqueología prehispánica del área Centro-Sur andina, quienes trabajan integradamente con otros diez profesionales de las artes y las ciencias sociales para desarrollar y crear nuevas metodologías y enfoques para comprender el arte rupestre, como una expresión de comunidad profundamente vinculada a su territorio.
Las imágenes que acompañan a cada una de las letras, buscan resaltar elementos significativos de la historia y la cultura de Chiu-Chiu. La primera letra “C” presenta a la Tagua, una apreciada ave asociada comúnmente con la Laguna Inka Coya de Chiu-Chiu. La “H”, destaca el Pukará de Chiu-Chiu, uno de los principales sitios arqueológicos y de mayor envergadura en la zona. La letra “I” muestra el fragmento lateral de una túnica (o unku en quechua), vestimenta principal en tiempos prehispánicos en Atacama, tejida a telar en fibra de camélido. La letra “U” presenta un cencerro o campana de madera, un instrumento sonoro usado en ceremonias rituales relacionadas con el consumo de alucinógenos y también asociado al tráfico caravanero, utilizado como cencerro.
La segunda letra “C” resalta la Iglesia histórica de San Francisco de Chiu-Chiu, la más antigua de Chile, que fue erigida cuando los recién llegados españoles fundaron el pueblo de Atacama La Chica, convirtiéndose en el centro evangelizador de toda la cuenca del río Loa. La segunda “H” muestra un fragmento de calabaza pintada policroma cuya función precisa es desconocida, proveniente del cementerio prehispánico tardío de Chiu-Chiu. Es una de las pocas piezas de estas características conocidas en toda la cuenca del río Loa, la que destaca por su singularidad y destreza artística. La segunda “I” exhibe la punta de proyectil arcaica, elegida como emblema por la comunidad, y, finalmente, la segunda “U” representa un contenedor de calabaza con diseño pirograbado, resaltando las particularidades locales en tiempos prehispánicos.
La realización de este mural fue posible gracias al financiamiento de la Comunidad Indígena Atacameña San Francisco de Chiu-Chiu y del Concurso Nacional de Proyectos de Exploración 2022 de la Agencia Nacional de Investigación y Desarrollo (ANID) del Ministerio de Ciencia, Tecnología, Conocimiento e Innovación.