El líder del Partido Libertario de Chile, diputado y candidato a la presidencia Johannes Kaiser visitó este fin de semana la región de Antofagasta. Según explicó, vino a la zona para conocer sus problemáticas y también reunirse con sus correligionarios de Libertarios.
Recordemos que Kaiser (hermano del escritor y analista político Axel Kaiser) sorprendió últimamente en las encuestas, siendo el político de derecha que en la última Cadem se impuso a José Antonio Kast (marcando 10 puntos el primero y 9 el segundo), con un discurso categórico contra los inmigrantes ilegales y la delincuencia.
¿Qué problemáticas a vislumbrado en la provincia de El Loa y cómo los solucionaría en el eventual caso de de llegar a La Moneda?
-Sabemos que hay problemas económicos, pero los más graves son de inmigración y delincuencia en estos momentos. A mi todo el mundo me dice que no se pueden controlar las fronteras y no se puede expulsar a los indeseables. Yo les digo “mírenos hacerlo”.
Si llegamos al gobierno lo vamos a hacer, y mejor aún, la gente que no debe estar en Chile saldrá voluntariamente de nuestro país porque el apretón que le vamos a dar es el que se requiere para tener una sociedad funcional.
No permitiremos que gente llegue a este país y lo transforme en un infierno. El que no aporta se deporta, y el resto de los extranjeros que son personas honestas que trabajan con contrato y hacen un aporte no tienen nada que temer. Pero el resto, chao. Se acabó. Y lo mismo vale para aquellos que con su mal vivir, le hacen la vida imposible a los chilenos.
¿Qué responde a aquellas críticas que le acusan de que instalaría dinamitas en las fronteras?
-Yo no propuse tal cosa, eso lo hizo la señora Evelyn Matthei. Yo soy partidario de tener obstáculos ahí donde se pueda impedir la salida y entrada de vehículos. Hay pasos que deben ser controlados. El tema de reponer campos minados es una opción y no la negaré. Tendríamos que salirnos del tratado de Ottawa, pero la verdad que los tratados internacionales no me han simpatizado mucho desde hace un tiempo, así que es posible que lo hagamos (salirnos del pacto de Ottawa).
Pero esencialmente para controlar la inmigración ilegal, lo que debemos hacer es que no exista un estímulo, un premio de ingreso al país. Si alguien lo hace lo tomaremos detenido y le pondremos en un campo de refugiados hasta el momento en que lo deportemos o lo saquemos. Perseguiremos a los empresarios que contraten a ilegales. Prohibiremos y perseguiremos a aquellos que le arriendan propiedades. Haremos que sea imposible que aquellos que se encuentren en situación ilegal en el país puedan beneficiarse en Chile. En ese sentido una vez que hayamos logrado aquello, mataremos el incentivo de ingresar ilegalmente al país.
Así que tenemos dos elementos. Controlar las fronteras, ya sea para evitar también el tráficos de armas, drogas y trata de blancas. Y después lo que hayan ingresado ilegalmente no tendrán ningún beneficio. En Chile ordenaremos esta casa cuéstele a quien le cueste y pésele a quien le pese.