En un poco más de un año de operación, la mina subterránea de Chuquicamata cumplió un nuevo hito a fines de octubre, al realizar con éxito y cinco meses antes de lo programado, el hundimiento del primer macrobloque central de la mina. De esta forma, puede traer al presente mineral y cobre fino que colabora directamente en el aporte que esta división hace al país.
El ambiente es positivo al interior de esta nueva unidad de negocios, puesto que al igual que la mina rajo, la concentradora y otras áreas de la división, se están mostrando los resultados del proceso de transformación y cambios que vive la centenaria división.
Así progresa la nueva forma de explotar el cobre en Chuquicamata, la que lleva en desarrollo un año y cinco meses desde su primera tronadura en febrero del 2019 y que ha implicado un esfuerzo y aprendizaje constante, sobre todo en lo referido a conocer la roca y geomecánica de esta nueva mina.
El gerente general de la división, Nicolás Rivera, en uno de sus recorridos por el área, se reunión con los trabajadores para felicitarlos y alentarlos a seguir avanzando por esta senda: “el primer compromiso es con la seguridad y la salud. Hoy todo este equipo ha demostrado sus capacidades, la motivación por el cambio y los esfuerzos permanentes para que Chuquicamata retorne al sitial de competitividad que se merece. Cuando hay compromiso, diálogo y colaboración se logran resultados positivos como éste”, expresó el ejecutivo.
Fuerza de mujer y de trabajadores reconvertidos
Una connotación especial tuvo esta última tronadura del macrobloque central, puesto que la actividad operacional y productiva, fue liderada por una mujer y, por supuesto, quedará como un nuevo hito en la historia de Chuquicamata. La jefa de turno de nivel hundimiento, María José Rojas, coordinó todos los detalles de la última tronadura, poniendo énfasis en que “es un orgullo para mi ser mujer y estar participando de este hecho tan relevante para el proceso que viene”.
Otro aspecto relevante de este acontecimiento, es que la base de este trabajo se ha realizado con personal que formó parte del proceso de aprendizaje y reconversión de la División.
Al respecto, Rodrigo Arena, operador de carguío y tronadura explica que “muchos de nosotros teníamos dudas al venirnos a la subterránea y con el tiempo hemos demostrado que podemos con este desafío. Hemos respondido a las exigencias que nos piden”.
Julio Briceño, operador de carguío y tronaduraquiendijo que, “es gratificante ser parte de la mina subterránea y de lo que hoy logramos. Somos pioneros, fuimos capacitados para asumir este desafío y es una experiencia espectacular, con muchas enseñanzas en todo sentido”.
El apoyo de las empresas colaboradoras ha sido fundamental para este logro de la división. Marcelino Cortés, capataz en minería de la empresa Astaldi –quien hizo la preparación para la tronadura con los explosivos– expresó “me siento contento, orgulloso y feliz de todos los trabajadores, porque hoy los represento, orgulloso del trabajo y esperamos que traiga satisfacciones para todos y todas”.
Lo que viene
El Superintendente de Operaciones de la Mina Subterránea, Nicolás Jamett, junto con destacar y felicitar este logro, destacó que “ahora debemos buscar el macrobloque norte y sur, en tiempos muchos mejores, ser aún más productivos y ganarle a los planes”.
Dentro de los factores que el ejecutivo destaca, es que hay un mejor conocimiento del macizo rocoso en estos meses de explotación: “hemos ido aprendiendo el comportamiento del cerro y debemos ir siempre mejorando nuestra productividad. Esto no es solo trabajo de terreno, acá hay mucha ingeniería y apoyo a la operación que estuvo al servicio en todo momento”.