Rememorando aquel martes 18 de mayo de 1915 cuando el presidente de la época, Ramón Barros Luco, daba la autorización para poner en marcha el mineral de Chuquicamata, trabajadores y trabajadoras, autoridades y ex habitantes del campamento se dieron cita en el casco histórico de la zona patrimonial, para celebrar el 108 aniversario del centenario yacimiento y el Día del Chuquicamatino y Chuquicamatina.
En su intervención, Christian Caviedes, gerente general de División Chuquicamata, agradeció el trabajo y compromiso de las y los trabajadores de Chuquicamata, invitándolos a “vivir con orgullo el ser parte de este gran equipo. Somos herederos de una rica historia, pero, sobre todo, somos los responsables de seguir escribiendo las páginas de este centenario libro”.
Asimismo, el ejecutivo dedicó palabras de agradecimiento a las agrupaciones ligadas al campamento: “son sus integrantes quienes hacen posible que sigamos viviendo las costumbres y pongamos en valor el patrimonio inmaterial de Chuquicamata. Son sus historias, sus vivencias y su energía, la que da vida al campamento y da vida a la historia”, destacó.
Por su parte el alcalde de Calama, Eliecer Chamorro, hizo hincapié en que este festejo anual “no es solo simbólico desde lo patrimonial, sino que también es un reencuentro y un compromiso de toda la familia chuquicamatina; acá hay historia porque este territorio es pasado, presente y futuro de nuestro país”.
Acto Conmemorativos
El festejo se inició con la ceremonia de apertura del campamento, la que en esta ocasión estuvo a cargo de las alumnas y alumnos de la Fundación Educacional Chuquicamata. Fueron los jóvenes, quienes, a los sones del himno del colegio, abrieron los portones e iniciaron una caminata junto a los presentes para comenzar una nueva jornada de celebración.
El “Club Chuquicamata” fue el segundo escenario, donde se llevó a cabo una ceremonia de reconocimiento en que Codelco resaltó la contribución al patrimonio de las y los integrantes de las agrupaciones, siendo reconocidos Juan Rueda, Hugo Marambio, Montserrat Morales y Jorge Yoma.
Sin duda el 18 de mayo es una fecha que está enraizada en los más profundo de las y los chuquicamatinos, lo que motiva a que centenares de ex habitantes, incluso desde lejanos lugares, regresen a su tierra a reencontrarse con la nostalgia. “Vengo de Quillota después de 30 años a recorrer mi campamento y a pedirle a Dios que me dé un año más para volver, porque tengo a mi madre sepultada aquí”, dijo emocionada Inés Campillay.
Otros chuquicamatinos, en cambio, han regresado cientos de veces desde que el campamento cerró sus puertas, y aun así en cada visita son invadidos por los recuerdos y la emoción, como es el caso de Rodrigo Álvarez, quien expresó: “Es una tremenda nostalgia, es revivir mis tiempos de niño, me he encontrado con varios amigos, con quienes nos conocemos desde los 5 o 6 años y hemos estado haciendo recuerdos de la plaza, de la iglesia y de lo que es ser chuquicamatino. Nos queda mucha nostalgia todavía”.
La jornada culminó con la tradicional misa oficiada por el padre Renzo Martínez en la iglesia de la antigua parroquia El Salvador, la que recibió a las y los feligreses para dedicar la eucaristía al bienestar de Chuquicamata y de la familia minera.