Un importante y silencioso trabajo es el que ha realizado durante más de 10 años Diego Boggioni Troncoso. Teniendo como referentes a Daniel Muñoz y Catalina Saavedra, el actor calameño ha tenido un largo recorrido por series, novelas y películas chilenas, y que hoy es parte del elenco de “Dime con quien andas” de Paramount/CHV.
De 32 años, hermano del medio, padre de una pequeña e hincha acérrimo de Cobreloa, conversamos con él y cómo ha sido su proceso y su trabajo, además de su visión respecto al abandono que por años ha tenido Calama y su intención de aportar con un “granito” de arena en cuanto al desarrollo cultural de los loínos.
Infancia y cómo llegó a estudiar teatro
De familia completamente nortina, teniendo a sus padres y abuelos nacidos en Chuquicamata, Antofagasta y Copiapo, Diego cursó tanto la enseñanza básica como media en el Colegio San Ignacio, donde recuerda que “yo no sabía en cuarto medio qué estudiar, era muy mateo, y muy humanista, pero no tenía idea de nada. Cuando iba en quinto básico, me acuerdo que mi profesora de lenguaje Claudia Chamaca, me mostró el mundo de la poesía, y gané concursos de declamación, pero así como el teatro para nada, habré hecho con suerte una obra en cuarto medio”.
“Cuando me pegó el bichito del teatro, me dijeron que debía elegir entre la U de Chile y la Católica, y ahí viajé a Santiago a hacer las pruebas especiales, y cuando me dijeron que quedé recién ahí pensé que esa podría ser mi veta artística”, agrega.
Estudios universitarios
Llegar de Calama a Santiago -menciona Diego- fue una “locura”, sin embargo lo rememora con orgullo, “es muy bonito esto, porque el primer año en la U viví en la pieza del fondo de la casa de los abuelitos de una polola que yo tenía en San Miguel. Desde ahí, para llegar a la universidad, debía atravesar el Colegio Andrés Bello de Los Prisioneros del que todos hablaban y que todos decían tener un vínculo con ellos, y que sin saber en segundo debí interpretar a (Claudio) Narea y después el 2014 participé en la serie Sudamerican Rockers”.
“El primer semestre fui tanteando el terreno, porque además mi familia era cero artística, y en en el norte se da que los jovenes estudian relacionado al tema de las mineras, pero ya en el segundo semestre y el resto lo disfruté. Aprendí mucho también a entender que hay mucha pega detrás de todo lo que involucra el arte en general”, continúa relatando.
La primera y la mejor experiencia en el Teatro
“Mi primera pega fue teniendo 19 años e interpretando a Claudio Narea en la serie Miguel San Miguel de Los Prisioneros. Esa experiencia fue muy bonita porque nosotros íbamos para ser los compañeros de curso. La profesora Magaly Muguercia nos dejó faltar a clases y nos fuimos todos los hombres a Tobalaba en una micro. De ahí pasó como un mes y yo estaba en una marcha, momento donde me llaman, y entre lo que corría, no quería contestar el llamado, pero como al cuarto decidí contestar y ahí me avisaron que el papel de Narea era mío. Entre la emoción y la adrenalina, fue un momento muy divertido”, recuerda con felicidad Boggioni.
De ahí en más, el intérprete ha sido parte de los dos proyectos relacionados a Los Prisioneros, también participó en la primera y segunda temporada del “62: historia de un mundial”, “Once Comida” y “La canción de tu vida” de TVN, Perdona Nuestros Pecados de Mega, “Tira” la serie, y ahora último en Hijos del Desierto.
Justamente es esta última novela la que Diego considera uno de los desafíos más importantes de su carrera, “ellos llevaban como un mes grabando y había que sacar al personaje como de jueves para lunes, fue un espacio en el que debí ingresar en muchos lugares. Matar a alguien en una novela ya es una situación compleja, pero algo peor es hacerlo y tener que arrepentirse en el momento. Al final tuve que hacer dos personajes, pero no uno tan distinto del otro, yo no fumo y tuve que hacerlo en mi casa y varios lugares para hablar y modular bien. En términos emocionales, ese fue un gran desafío.
“Ahora ponte tú, yo no tocaba guitarra para Sudamerican Rockers, en ese momento CHV nos puso clases en la Escuela Moderna de Música, alcanzando a tener un mes antes de las grabaciones. Yo tocaba guitarra en las fogatas y dos canciones con suerte. Acá había que ver el punteo, el cejillo, la uñeta, la postura que tenía Narea además, que es como que está tocando en el living de su casa, incluso me esguincé la mano. Pero esta pega es muy bonita al poder interpretar personajes que no somos o en aprender cosas que no sabemos”, añade.
El abandono que ha sufrido Calama
Pese a vivir hoy en Santiago, Diego no ha dejado de estar pendiente de Calama, siempre mira hacia la zona e incluso en verano estuvo compartiendo junto a su hija en “la tierra del sol y cobre”, cosa que lo ha llevado a darse cuenta el notorio abandono que ha tenido la ciudad y el nulo reconocimiento por parte de las autoridades.
“Creo que alguien que se dedica al arte se debe estar nutriendo de muchas cosas, es por eso que yo hice un diplomado de comunicación y políticas públicas. Creo de partida que hay una deuda histórica con Calama desde hace muchos años, si alguien considera que es la ciudad más fea de Chile, detrás de eso hay una triste realidad. Siento que falta un espacio, Calama es mucho más que la minería, hay que tratar de apropiarse mucho más de la belleza turística que tienen y en el valor patrimonial de su gente y artistas”, comenta.
En cuanto a seguridad, Boggioni tampoco es ajeno a lo que está pasando en la comuna, valorando por ejemplo que se hiciera una marcha ciudadana luego del ataque armado que sufrió la comisaría en abril pasado, en donde la comunidad exigía más respuestas de las autoridades.
“Fue bonito eso, pero también me pasa que cada vez que Santiago quiera ponerle atención a Calama, siempre tiene que ver con la delincuencia, siento que hay un sesgo y no debiera ser así”, critica el actor.
Con “el llamo pegado en la frente” y su pasión por Cobreloa
Pese a sus más de 10 años fuera de la capital de El Loa, Diego sigue sintiéndose un calameño más, confirmando que tiene el “llamo pegado en la frente”, “yo creo que cuando estoy un poco angustiado y desesperado viajo, porque a mí ese espacio de la pampa, el viento y los cerros me da mucha calma”.
“Llamo” que también lo hace ser un “zorro”, puesto que el intérprete también mantiene su pasión por la camiseta naranja, “mi abuelo era fanático de Cobreloa, él era quien hacía sonar la sirena cuando iba a haber un gol, don Mario Troncoso. Yo soy cobreloíno de Corazón, he ido a ver las dos finales de este último tiempo y lo he pasado súper mal, nunca pensé que estaríamos tanto tiempo en la B, pero vamos a salir de este mal momento”.
Mensaje para quien quiera seguir el mundo de las artes y deseo de realizar talleres en Calama
“Que bonito que aparezca el deseo de estudiar teatro, danza o canto, pero es muy difícil”, asegura Diego, sin embargo, considera que “uno no debe ser mentiroso de lo que es, uno debe ser honesto con lo que le pasa, pero creo que no hay peor cosa que no intentarlo, por eso es mejor que se la juegue”.
En por eso que, el oriundo de Calama, tiene el deseo de poder realizar talleres en la ciudad, para contribuir con su “granito de arena”, “me gustaría mucho poder hacer cosas allá respecto a la actuación frente a cámara o algo en ese sentido. Acá he hecho clases en la Escuela de Cine, pero sería muy bonito hacerlo en Calama, no sé si bajo el alero de la muni o de la Corporación de Cultura y Turismo, pero acercamientos así ayudan de alguna manera a los niños, ya que a los 17 años uno no tiene nada claro”.
“Entonces, sería ideal que tengan una vara igual a la de Santiago, porque cuando alguien de Calama llega a la capital a primer año, no cacha una, versus los de Santiago que ya han visto 500 obras, entonces esos espacios en Calama ayudan a que haya más preparación”, cerró.