Un renovado sistema de riego tecnificado luce el centenar de árboles que rodea la pista atlética de la Cancha Roja, ubicada en la ex finca San Juan.
Esta nueva forma de regadío, trae consigo mayor eficiencia en el uso del agua y reemplaza a una modalidad que al paso de los años, quedó en desuso, principalmente, producto del rigor climático.
El proyecto financiado por la empresa Recimat, significó renovar toda la línea de distribución del líquido, reforzar las tazas con tierra biológica y robustecerlas con hidrogel, elemento que facilita la absorción del agua desde la raíz del árbol.
Testimonios de vida
Pero los árboles nativos de Cancha Roja –algarrobos, chañares y pimientos- tienen historia propia. Fueron plantados hace más de diez años por los niños de los clubes fundadores de la asociación de atletismo local.
Es el caso de Nicole Gutiérrez Olguín, destacada medio fondista del Real Alemania y que una década después, entrena a las series menores de su club, donde participa su hija Dominique, 8 años.
“Esta cancha está llena de recuerdos y de sentimientos para mí, porque aquí me formé como deportista y fuimos varios niños los que ayudamos a plantar estos árboles, que le dan otro aire a la cancha, porque aquí dan ganas de entrenar. Ahora vengo con Dominique, mi hija y otros chiquitos de las series menores del club”, comentó.
Y así como en horas de la tarde Cancha Roja se llena de niños; temprano, por la mañana, llegan algunos corredores solitarios a girar incansablemente por la pista.
Judith Hermosilla, es una de ellas. “No tuve formación de atleta. Recién a los 50 años empecé a correr. Tengo un cuaderno donde anoto los episodios más importantes de mi vida y tengo registrado el día en que vine a la Cancha Roja y mi vida tuvo un vuelco radical”, dijo la corredora senior, revelando que el trabajo en pista y su férrea condición de creyente, contribuyeron al mejoramiento de un estado crítico de salud.
También testimonia a favor de Cancha Roja, José Ángel Labori. “El año pasado falleció mi padre… pero fue en este lugar donde encontré vida, compañerismo y una familia”, señaló, refiriéndose a sus compañeros del club Spartan, quienes se congregan a diario en el circuito de calistenia.
En definitiva, el recinto enclavado en el corazón de Calama, ha configurado, más que meros deportistas, una verdadera familia. Así lo estila Guacolda Ramírez, presidenta de la asociación atlética local.
“Podemos decir con propiedad que en Cancha Roja se ha formado una familia comprometida con el deporte y la recreación. Hay mucha entrega, desvelos y esfuerzos detrás del mejoramiento del estadio, pero todo se paga con el solo hecho de ver a niños y jóvenes felices en la pista”, subrayó.
La dirigente evocó también, nombres de algunos profesores emblemáticos que se identificaron con Cancha Roja y el trabajo formativo a través del deporte y recreación extraescolar: Roberto Rojo, Felipe Alfaro y Juan Pérez, este último, gestor y creador del estadio extraescolar en la década de los ochenta.
Algarrobos, chañares y pimientos, continuarán su silente y efectiva faena de oxigenar, atrapar dióxido de carbono y brindar refresco y belleza a los deportistas.
Pero, además, podemos aprender de ellos. “Es el lugar ideal para educar a la comunidad cómo cuidar los árboles y conocer la magnífica labor que ellos realizan en beneficio de nuestra existencia”, planteó Claudia Alarcón, Directora de Asuntos Comunitarios de Recimat.