Durante dos años la Universidad Arturo Prat ejecutará un proyecto del Fondo de Innovación para la Competitividad (FIC-R) en Calama, enfocado en el uso de aguas residuales urbanas tratadas para la producción agrícola, específicamente en sistemas de cultivos hidropónicos e invernaderos, comparándolas con otras unidades productivas que serán regadas con agua del río loa.
El director de Centro de Investigación y Desarrollo en Recursos Hídricos, CIDERH, y académico de la Unap, Jorge Olave encabezará este trabajo que comprende la vinculación con dos agrupaciones de agricultores de Calama y la empresa de tratamiento de aguas residuales, Tratacal.
La iniciativa nace con el fin de diversificar la matriz hídrica, utilizando recursos no convencionales como este tipo de aguas y las desaladas del mar, ya que existe mayor demanda que oferta del recurso a nivel de aguas superficiales y subterráneas, debido a la mayor entrega a derechos de agua y efectos del cambio climático. A esto sumamos la contaminación que presentan las aguas por factores naturales y actividad antropogénica por la presencia de boro y arsénico que caracterizan al agua del río Loa.
“Hoy la aguas residuales prácticamente no tienen uso y la mayor parte son desaprovechadas, son evacuadas sobre todo en la costa en el mar; otras se dejan en algunas quebradas para que se infiltren y es un recurso hídrico que perfectamente puede ser utilizado para la producción agrícola”, explicó Olave.
En cuanto al agua residual el dr. en Agricultura Intensiva en zonas semi áridas, detalló que esta agua tienen una carga orgánica que favorece la nutrición de las plantas, pero también hay componentes a analizar, debido a las altas concentraciones de boro y arsénico, las cuales “vamos a tener que abatirlas antes de regar los cultivos”.
“Lo principal es darle un uso productivo al agua residual, que perfectamente puede aportar a la oferta hídrica para la agricultura de Calama. Hay unos 400 litros por segundo de agua que se generan en Calama y la idea es fortalecer esta actividad y generar productos como hortalizas, frutas, tomates, pimientos, melón y plantas ornamentales”, dijo Olave.
Y agregó que “este proyecto permite expandir la frontera de la Unap, más aún si tiene sedes en Antofagasta y Calama, lo que permite fortalecer a estos centros y avanzar en la investigación de temas que van más allá de Tarapacá, que son temas país como el agua residual”.