San Pedro de Atacama podría sufrir un aumento de temperatura de 2,7°C durante el verano y de 3,0°C en el invierno, datos que superan el promedio estimado de hasta 2,2°C proyectado para Chile.
La comuna cordillerana sería entonces una de las más perjudicadas por el cambio climático, considerando sus condiciones geográficas, entre las que destacan las zonas áridas, semiáridas y los ecosistemas montañosos.
Ante tal desafío, la clave es la adaptación y coordinación para enfrentar el fenómeno causado por el hombre.
En este marco y ante el Consejo Ampliado del Observatorio Salar de Atacama, fueron presentados los resultados del estudio “Seguridad Hídrica y Adaptación al Cambio Climático en la comuna de San Pedro de Atacama”, tarea que realiza el Instituto de Políticas Públicas de la Universidad Católica del Norte (IPP-UCN).
El documento fue explicado por Paulina Ponce- Philimon del IPP-UCN; Mauricio Medina, geólogo del Centro de Investigación Tecnológica del Agua en el Desierto (CEITSAZA), Marco Ascencio, académico de la Facultad de Derecho y Natalia Pozo, del IPP-UCN.
DIÁLOGO
La investigación tuvo tres objetivos: conocer el balance hídrico de la comuna y sus variaciones durante los últimos 30 años; identificar medidas de adaptación autónomas planificadas en la comuna para el uso eficiente del agua; y proponer políticas territoriales para la población y sectores estratégicos respecto a seguridad hídrica.
Los expertos expusieron las conclusiones de un informe inquietante, pero que también cuenta con la convicción de que si se toman las medidas adecuadas, habrá una salida favorable para un territorio fundamental desde lo social, histórico, cultural y económico.
El estudio detalla que el cambio climático ha condicionado la seguridad hídrica en San Pedro de Atacama, una comuna con alta demanda de recursos hídricos, considerando la actividad minera, agrícola y turística, donde viven 12.790 habitantes, a la que se suma una enorme población flotante.
“La escasez de agua, la degradación del suelo, aumento del escurrimiento superficial, expansión poblacional y la creciente demanda turística son solo algunos de los problemas que enfrenta esta zona”, cita el informe.
El estudio da cuenta que el balance hídrico demuestra que los diversos acuíferos de la comuna han sufrido variaciones en sus flujos durante un periodo de treinta
años, con una disminución significativa de sus capas freáticas.
Lo positivo es que en la localidad ya existen variadas iniciativas que apuntan a la adaptación al cambio climático y, también, suficientes actores trabajando en la materia. En este sentido, se explicó que la gobernanza es un elemento clave para lograr la sinergia necesaria entre las diferentes iniciativas desarrolladas.
“Se requiere fortalecer la capacidad institucional y promover la transparencia en la toma de decisiones. Es necesario establecer normas claras y precisas que regulen el acceso y uso del agua, así como fomentar la educación y conciencia sobre la importancia de este recurso natural”, se detalló.
TRABAJO CONJUNTO
La capacitación, la generación de datos e información, una gobernanza innovadora, integridad y transparencia en el trabajo, roles y responsabilidades claras, marcos regulatorios óptimos, políticas coherentes y un involucramiento en la materia de las partes interesadas, entre otros aspectos, aparecen como fundamentales para el abordaje de los objetivos que buscan la sustentabilidad del territorio.
Estos asoman como los principios para una gobernanza sobre el agua en la comuna, explica el Informe.
Lo mismo ocurre con las acciones sugeridas para adelantarse al incremento de las dificultades: un monitoreo constante de los cuerpos de agua para identificar posibles contaminantes y controlar su impacto en la salud humana y el medio ambiente; la construcción de infraestructuras para el tratamiento de aguas residuales y de captación y almacenamiento de agua, la promoción de prácticas agrícolas sostenibles, como sistemas de riego eficientes, rotación de cultivos, diversificación, y la educación ambiental de la comunidad.
Un punto fundamental es iniciar el abordaje de medidas más eficaces para reducir el consumo de agua, lo que también involucra a la industria minera (del litio y del cobre, que operan en el sector, especialmente del Salar de Atacama).
COLABORACIÓN
La presentación del estudio ante el Consejo Ampliado del Observatorio Salar de Atacama, concluyó con un panel que tuvo por objetivos el análisis de la adaptación hídrica, concordándose la necesidad de la cooperación entre actores.
La instancia fue integrada por Francisco Mondaca, coordinador de la Unidad de Medio Ambiente del Consejo de Pueblos Atacameños, Francisco Gómez, de la administración del Comité de Agua Potable Rural y Alcantarillado (CAPRA), Francisco del Castillo, de la Unidad de Gestión del Riesgo de la Municipalidad de San Pedro de Atacama, Valentín Barrera, subgerente de Sostenibilidad de SQM, Benigno Reyes, presidente de la Asociación Atacameña de Regantes y Agricultores de San Pedro de Atacama, Arturo Beltrán, director de la Dirección General de Aguas del MOP, Isabel Sepúlveda, de la Unidad Silvoagropecuaria de la Municipalidad de San Pedro de Atacama y Marco Ascencio, representante de la Escuela de Derecho de la UCN.
La actividad fue realizada en la Junta de Vecinos N°1 de San Pedro de Atacama.