El 6 de diciembre de 1879 se produjo el combate de Tambillo, un hecho de armas acontecido en San Pedro de Atacama que si bien no fue de mayor importancia para Chile y Perú, constituye para Bolivia su único éxito militar durante la Guerra del Pacífico.
El enfrentamiento se dio entre 24 soldados chilenos que resguardaban la comuna y más de 70 fusileros bolivianos . Si bien este hecho pasó casi desapercibido para Chile y Perú (que por ese entonces se asesinaban en maratónicas batallas en la región de Tarapacá), en 2018 para la efeméride del combate el entonces presidente Evo Morales escribió en su twitter “Como hoy, el escuadrón de francotiradores Vanguardia (…) venció a los invasores chilenos en el combate de Tambillo (…) ¡Gloria al valiente soldado boliviano!”.
Pero ¿Qué transcurrió en Tambillo para tornarse de tanto valor para Bolivia? En un brevísimo contexto, cuando se inicia la Guerra del Pacífico en febrero de 1879, Chile aseguró el control completo del entonces litoral boliviano de Antofagasta. Por esa razón en febrero ocupó militarmente dicho puerto junto a Tocopilla y Mejillones y en marzo Calama y San Pedro de Atacama.
Fuerzas
Para noviembre y diciembre de ese año el pastel se cortaba en Tarapacá. El grueso de los ejércitos de los países beligerantes se batían en esa zona. Por ello, la región de Antofagasta se pensaba “segura” manteniendo acantonado alrededor de 2 mil soldados repartidos entre Antofagasta, Calama y Mejillones. San Pedro contaba con no más de 30.
No obstante, Bolivia constituyó en paralelo la “V División” la cual era comandada por el general Narciso Campero y que debía bajar desde Potosí para recuperar San Pedro de Atacama, Calama y, con un golpe de gracia, Antofagasta, dejando así estratégicamente a las tropas chilenas rodeadas por norte y sur.
Así las cosas, un escuadrón de dicha división dirigidos por el coronel Rufino Carrasco llegó hasta un sector denominado Tambillo en San Pedro de Atacama para atacar la guarnición de poco más de 20 hombres al mando del teniente Emilio Ferreira la mañana del 6 de diciembre de 1879. Ahí, se trabó el combate que terminó descalabrando a la guarnición chilena.
En su manifiesto, Carrasco cuenta que “Después de veinte minutos de combate, se desalojó completamente al enemigo de sus posiciones inaccesibles, obligándolo á una fuga precipitada, dejando en poder nuestro 19 prisioneros, 18 rifles Winchester, 17 espadas, 26 bestias, monturas, fornituras, vestuario y municiones”.
No obstante, un par de soldados chilenos que lograron escapar a caballo, realizaron la carrera hasta Calama para informar el desenlace. Pese a ser perseguidos por las tropas de Carrasco, no fueron alcanzados.
Inexplicable final
El coronel Carrasco izó la bandera boliviana y sin perder tiempo solicitó refuerzos al resto de la V División. Estaba claro que ese triunfo era efímero puesto que, con toda seguridad, vendría una ofensiva desde Calama. Por ello su idea era consolidar con más tropas a San Pedro para así bajar a Calama y terminar el objetivo de la invasión en Antofagasta. Pero pasaron valiosísimos 5 días y sus solicitudes nunca fueron respondidas.
Sin siquiera una señal de vida de sus superiores, los vencedores de Tambillo debieron retirarse antes del 11 de ese mes dado a que durante ese trance, espías de Carrasco averiguaron que desde Calama se había despachado un escuadrón de 70 granaderos y 30 jinetes de los Cazadores del Desierto al mando del teniente coronel Hilario Bouquet para restablecer la soberanía.
Sin posibilidades de lucha por el cansancio, sin víveres, poca munición después de Tambillo y -ahora- en inferioridad numérica, Carrasco ordenó el retiro de los suyos, pero estaba desconcertado. Había cumplido la parte de su misión exitosamente, pero los mandos que le sucedían no le respondieron para continuar con el plan. Finalizaba estéril el éxito de Tambillo.
Después Carrasco escribiría a sus generales del Estado Mayor que “Me es sumamente extraño que el general (Narciso) Campero (…) después de haberme encomendado una expedición tan difícil, lanzándome sólo con 70 hombres hasta ponerme a ocho leguas donde se encuentran fuerzas enemigas considerables, no hayan remitido fuerzas para apoyarnos. Nosotros, resueltos a sacrificarnos por la patria, no omitimos medio alguno de hacerlo, pero de cualquier fracaso que hubiese en lo sucesivo ustedes y solo ustedes serán responsables ante el pueblo boliviano”.
Tambillo constituyó el segundo y último combate que enfrentó personalmente a Bolivia y Chile. El primero fue Topater el 23 de marzo de 1879 en Calama. Paradójicamente, tanto en Topater como Tambillo, los bolivianos que tomaron las armas eran en su mayoría civiles. De hecho su máximo héroe de dicha guerra es Eduardo Abaroa, un comerciante boliviano que cayó en Topater. Pero Carrasco, siendo el militar boliviano que dio el único éxito de armas a su país, es casi un desconocido.