Hace 130 años, el presidente José Manuel Balmaceda terminaba con su vida descerrajándose un tiro en la sien después de perder una cruenta guerra civil que dividió al país y dejó más de 4 mil muertos (más que los chilenos que perdieron la vida en la Guerra del Pacífico, cuyo saldo promedió 2.780 víctimas).
No obstante, el polémico mandatario fue también quien incorporó oficialmente a la nación los recién conquistados territorios del norte tras la Guerra del Pacífico. Si bien Antofagasta pasó a ser chilena de facto tras el desembarco de las tropas el 14 de febrero de 1879, con Balmaceda llegaría la “chilenización”.
También inició las primeras obras civiles en la ciudad, la cual visitó personalmente, llegando a regalar un crucifijo al obispo Luis Silva Lezaeta. Dicho crucifijo aún se mantiene custodiado en el acervo de la Catedral de Antofagasta.
Provincia de Antofagasta
Balmaceda fue el primer presidente en visitar Antofagasta, desembarcando en el desaparecido muelle fiscal ubicado frente al sector de La Poza Histórica en 1889, en el marco de su primera gira al norte.
De esto nos cuenta el historiador y académico de la Universidad Católica del Norte (UCN), José Antonio González, quien explica cuál fue una de las misiones del mandatario, y su relación con el debutante territorio nacional: “Balmaceda crea en 1888 la provincia de Antofagasta, y esto fue importante porque, sin ser provincia no se podía elegir senador y, por ende, no estaría representado el territorio en el Congreso. Un segundo aspecto dice relación con el reconocimiento que hace en su famoso viaje de marzo de 1889 al norte, porque va a visitar Tarapacá, fundamentalmente Iquique, y después a Antofagasta para reafirmar la soberanía sobre los territorios integrados recientemente al país. Va a promover la intervención del Estado en las obras públicas, precisamente a él lo van a invitar a poner el primer clavo para la construcción del nuevo muelle de la compañía de salitres”, explica.
En lo tendiente a obras civiles, el académico de la UCN explica que Balmaceda “ordena la construcción de dos nuevas escuelas de educación fiscal, y también va a señalar una idea importante, que es que el territorio estuviese unido a través del ferrocarril, desde el norte hasta el sur -esto se vino a establecer en 1919, cuando se establece el ferrocarril longitudinal norte, el famoso “longino”-. Otro aspecto es que Balmaceda va a apoyar todo este proceso de chilenización en la precordillera, tanto en Tarapacá como en Antofagasta”.
Guerra Civil
En enero de 1891 el país se precipita a una guerra civil que enfrentaría a quienes apoyan a Balmaceda en su proyecto de gobernanza (presidencialistas, apoyados por el Ejército) y los legisladores (congresistas, apoyados por la Armada), derrotando el segundo al primero tras las cruentas batallas de Concón y Placilla en agosto de ese año.
Tras estas derrotas, el Presidente se aísla en la legación de Argentina, donde permanece oculto tres semanas, aprovechando de escribir a sus amigos y también un famoso testamento político donde explica las causas de su actuar y sus reflexiones. Tras eso, se suicida la madrugada del 19 de septiembre.
De este aspecto da cuenta la magíster en historia y académica de la Pontificia Universidad Católica de Valparaíso, Ximena Prado Dagnino: “Es un personaje muy importante para entender cómo el liberalismo se va a desarrollar y qué características adquiere en contraposición con el conservadurismo en Chile, y eso es muy interesante porque con José Manuel Balmaceda las diferencias entre liberales y conservadores ahora no solo se remiten al ámbito religioso -que básicamente era el gran distintivo que ellos tenían-, sino también precisamente en la administración de las políticas públicas y de los fondos del Estado; y también, por supuesto, de cómo administrar la gran cantidad de recursos que llegaron a Chile, producto de la explotación del salitre”.
Suicidio y Legado
La historiadora también repara en el suicidio del mandatario, quien previo a acometer el acto, escribió un testamento que llegaría a trazar una línea de cómo se comportaría el Chile dividido tras la Guerra Civil.
“Creo que es uno de los textos fundamentales de la historia de Chile; es una fuente que no se puede no conocer para entender el quiebre que significó el fin del presidencialismo chileno y el desarrollo e implementación del parlamentarismo. Es un tremendo documento, y además me llama la atención la pasión con la cual fue escrita la visión que está en medio de él; también este carácter casi profético al decir que, al final del día, este conflicto que están tratando de resolver, imponiendo una fuerza por sobre la otra, sí o sí va entonces a cumplirse. Es fascinante cómo él logra visualizar este conflicto, que por el momento acaba con la guerra civil o la derrota de las fuerzas balmacedistas. En el fondo, la razón fundamental, que eran las políticas públicas, la distribución de los recursos a niveles masivos, le pesa a la clase política y a la aristocracia de la época, que sabemos, era bastante oligárquica”.
Por último, la académica agrega que “un detalle muy interesante respecto del suicidio de Balmaceda es precisamente la fecha que él elige para realizarlo, en el contexto de fiestas patrias. Ahí uno se da cuenta de que él está pensando en un acto político, sí o sí, porque coincide con esta fecha muy patriótica, muy republicana. Por lo tanto, manda una señal de que él es una persona vinculada con la visión, con el Estado, y con la patria; y que está incluso dispuesto a sacrificar su vida por ello. Así que es bien llamativo ese detalle, porque podría haber sido inmediatamente después de lo que sucedió con Placilla, o pasadas las fiestas patrias, incluso; pero lo hace coincidir con estas fechas”.