Después de dos años en que prácticamente el único virus respiratorio circulante en el país fue el SARS-CoV-2, las cifras sanitarias comenzaron a evidenciar una fuerte reaparición de los virus invernales “tradicionales”.
Basado en los reportes de su red de vigilancia, el Instituto de Salud Pública (ISP) indica que actualmente los virus más prevalentes en el país son el Virus Respiratorio Sincicial (VRS), la influenza y los metapneumovirus, mientras que el patógeno surgido a fines de 2019 en la provincia china de Wuhan, causante del COVID-19, aparece recién como el quinto más detectado.
La doctora en Virología Molecular y Microbiología, Margarita Lay Remolcoi, directora del Centro de Investigación en Inmunología y Biotecnología Biomédica (CIIBBA) e investigadora del proyecto FIC-R “Atacama Desert Vaccine Laboratory”, de la Universidad de Antofagasta, se refirió a este importante cambio en la escena sanitaria nacional, con el VRS como principal amenaza.
¿Cuáles son los virus que están circulando?
En el último informe de circulación de virus respiratorios del ISP se informa que el virus prevalente que está circulando en el país es el VRS, que casi llega al 50% de los casos detectados, y el grupo más afectado por este virus son los menores de cuatro años. Luego, como segundo virus respiratorio más importante está circulando la Influenza A y en tercer lugar el metapneumovirus, que produce bronquiolitis y en adultos mayores puede ser letal en un 10% de los casos. También está circulando parainfluenza y en menor grado SARS-CoV-2 y adenovirus.
¿Es normal esto?
Lo que llama la atención es que, si se comparan los casos acumulados a esta semana, que es la semana epidemiológica 24, con los casos acumulados a la misma semana de 2019, es decir, antes de la pandemia, los números de VRS, parainfluenza y metapneumovirus son mucho más altos. El año 2019 teníamos a la fecha 1.174 casos acumulados de VRS, versus los 4.718 de este año, por lo tanto, ha subido cuatro veces; pero también los casos de metapneumovirus subieron 12 veces en relación a 2019 (de 77 a 855), y además tenemos el doble de casos de parainfluenza (de 1.279 a 2.062). Los demás virus se mantienen más o menos estables. Pero esa alza en la detección de esos tres virus es interesante, porque indica que están circulando en mayor grado que antes de la pandemia.
¿Cómo podría explicarse esta fuerte reaparición del VRS y otros virus invernales?
Esto se puede explicar porque en el momento en que dejas de ver un virus, como el VRS y el metapneumovirus, como sucedió durante la pandemia, el equilibrio natural de nuestro sistema inmunológico, que está en constante interacción con los patógenos regulares, se altera. Las medidas extraordinarias que tomamos para reducir la exposición al SARS-CoV-2 también limitaron nuestra exposición a otros virus. Entonces, si la población se vuelve a exponer a un virus una vez que ha pasado demasiado tiempo, es posible que no pueda protegerse tan bien, lo que provocará aumentos repentinos de enfermedades causadas por éstos en la población, e incluso infecciones sorprendentemente más virulentas para las personas.
¿Cuál es la situación del SARS-CoV-2?
El SARS-CoV-2 está en un momento ascendente, pero no con tanto rigor como en la ola de febrero, y como mencionaba antes, comparado con los otros virus, está presente, pero en menor grado. De todas maneras, hay otros virus que están circulando en Antofagasta. Estamos observando con mucha frecuencia en los jardines infantiles de la ciudad, el virus “mano, boca y pie” (llamado así porque se manifiesta con un sarpullido en esas áreas) y también se han reportado brotes ocasionales de norovirus humano, que es un virus que causa la gastroenteritis aguda.
¿Llegará el SARS-CoV-2 a ser un virus estacional, como el VRS u otros?
Son virus que se comportan de forma diferente, ya que el VRS tiene una alta prevalencia en los meses fríos, pero este no ha sido caso del SARS-CoV-2. Recordemos que, por lo menos la variante ómicron, se presentó en la estación fría en el hemisferio norte y en la estación cálida en el hemisferio sur. En nuestro país, por ejemplo, la última ola fue en febrero, o sea, en el verano, así que yo diría que son comportamientos diferentes y el SARS-CoV-2 no se podría asociar aún a una estación en particular, como se hace con el VRS.
Se debate la necesidad de una quinta dosis (tercera de refuerzo), ¿cuál es su opinión al respecto?
Creo que es importante mantener a la población vacunada, pero también es importante continuar haciendo estudios clínicos y/o estudios de efectividad y seguridad de las diferentes fórmulas en nuestra población para ver si es necesario mantener un ritmo de vacunación tan frecuente. Por otro lado, las vacunas que están disponibles son las que fueron diseñadas contra la variante original. Por eso creo que es muy importante que exista un esfuerzo de actualización de las vacunas por parte de las compañías desarrolladoras. En ese sentido, se abre una oportunidad para los científicos y grupos de investigación de nuestro país, como el de nuestra universidad, que nos estamos fortaleciendo gracias a la creación de un centro como el CIIBBA y proyectos como el Atacama Desert Vaccine Laboratory, iniciativas que han sido apoyadas por el GORE y CORE de Antofagasta y que buscan desarrollar vacunas y terapias para distintas amenazas.
¿No se pueden descartar nuevas dosis entonces?
Como dije antes, toda decisión de las autoridades de salud debe ir de la mano de mesas técnicas con expertos en epidemiología, inmunología y virología que orienten, en conjunto con estudios clínicos y de efectividad de las vacunas, la frecuencia de las nuevas dosis que se deban administrar en la población contra las variantes que vayan apareciendo. Lo ideal es que se desarrolle una vacuna que pueda durar largo tiempo, y eso es posible con las tecnologías y conocimiento actual.
¿La pandemia entró en una fase de remisión, considerando menor virulencia de las nuevas variantes y la alta vacunación?
Lo que se ha visto es que la variante ómicron, que ha sido la dominante no solamente en nuestra población, si no que en la población mundial, es más contagiosa, pero menos virulenta que las variantes anteriores. En ese sentido podríamos decir que en la pandemia, en lo que tiene que ver con su manifestación como enfermedad severa y masiva, sí se está viendo una remisión, pero eso no significa que el virus en sí esté disminuyendo su presencia, porque seguimos con un gran número de personas que se siguen contagiando con el SARS-CoV-2. Por eso debemos seguir alertas y en constante vigilancia, como también con otros virus respiratorios.