La madrugada del 2 de agosto de 1876 se desencadenó un incendio de grandes proporciones en la localidad de Caracoles, antiguo poblado ubicado en lo que hoy es la comuna de Sierra Gorda y que fue un gran polo minero a raíz del descubrimiento de un yacimiento de plata en 1870.
Según la página de historias pampinas Don Caliche, las causas del fuego son desconocidas, pero las viviendas cuya construcción en su mayoría eran endebles generó que las llamas se expandieran con rapidez. El evento no pasó a mayores gracias a que entró en acción la 1ra y 2da compañía de Bomberos que existía en la localidad. Para ese entonces, Caracoles (ubicada a más de 200 km al noreste de Antofagasta) tenía una población de siete mil habitantes, por lo cual contaba con compañías de bomberos.
Ya para esa fecha se había fundado, un año antes, la primera compañía de Antofagasta. El incendio dejó víctimas fatales, y muy probablemente dentro de estas víctimas hubo bomberos, pese a que no hay registros de la cantidad. Por lo anterior se les erigió un mausoleo en el cementerio del lugar, el cual sobrevive hasta hoy, pero a duras penas, dado que el saqueo y diversos actos vandálicos le han hecho blanco de sus ultrajes.
Mausoleo
Caracoles tuvo una efímera existencia como poblado. Ya para 1879, cuando comienza la Guerra del Pacífico, el lugar era historia. Su población había descendido dramáticamente y comenzaba la migración de sus habitantes hacia los puertos u oficinas salitreras cercanas.
A inicios del siglo XX, Caracoles ya era un pueblo fantasma. No así su cementerio, donde descollaba el mausoleo donde yacían los bomberos de esa localidad, aquellos que enfrentaron la jornada infernal de 1876. Hasta la actualidad no hay exactitud sobre cuántos cuerpos fueron sepultados en la cripta. No obstante, los Bomberos de Sierra Gorda realizan anuales romerías para honrar a sus difuntos colegas caracolinos.
En 2019, la entonces superintendente del Cuerpo de Bomberos de Sierra Gorda, Deborah Paredes (exalcaldesa de la comuna), explicó para una publicación de Minera Centinela que “en este cementerio se encuentra el mausoleo de los primeros voluntarios que cayeron en un siniestro en Caracoles y por ellos venimos a conmemorarlos, porque este episodio es parte de nuestra historia”.
En tanto, el historiador e integrante de la 2da Compañía de Bomberos de Antofagasta, Ricardo Rabanal Bustos, duda que los allí sepultados hayan sido bomberos mártires, es decir, muertos en acto de servicio. «De acuerdo a la documentación que manejo, el 2 de agosto de 1876 hubo un incendio de grandes proporciones. Recordemos que Caracoles era un pueblo muy importante y además tenía una gran producción de plata. En este incendio hay registros de tres y hasta cuatro fallecidos producto de las llamas, pero no están caracterizados entre civiles o bomberos», cuenta.
Ultraje
Pese a las romerías anuales y la preocupación que le prodigan sus colegas de Antofagasta y Sierra Gorda, las extensas temporadas de soledad en el desierto han hecho que este mausoleo haya sido saqueado en más de una ocasión. Inclusive, los esqueletos han sido sacados en más de una ocasión de sus féretros y dispersos, lo que ha dificultado conocer el número de los allí inhumados. Rabanal fue testigo de este ultraje cuando, en 1999 asistió con el Cuerpo de Bomberos de Antofagasta a refaccionar la cripta.
«Aproximadamente en septiembre de 1999 asistimos como Cuerpo a hacer un homenaje a los bomberos de Caracoles, porque recibimos información de que el mausoleo estaba completamente abierto producto de los saqueos tan habituales, en busca de las medallas y botones que pudiesen ser de oro. Cuando llegamos solo había restos en muy mal estado. Nosotros fuimos con materiales de carpintería, ordenamos los restos, cerramos los ataúdes y sellamos el mausoleo, haciéndole una guardia de honor en pleno desierto donde izamos la bandera nacional», recuerda el historiador y bombero, Ricardo Rabanal.
Por su parte, desde la corporación ecológica y cultural Caminantes del Desierto, quienes en diversas ocasiones han visitado las ruinas del poblado, expresan que “el mausoleo se erigió por el gran incendio que hubo en Caracoles en 1876, pero no hay data del número de bomberos sepultados. Ni siquiera hay data de quiénes son todos los sepultados del cementerio de Caracoles”.
Además, agregan que “un detalle no menor es que también hay cuerpos de bomberos bolivianos que murieron en aquel gran incendio, que formaban parte de las antiguas brigadas de Caracoles. Nosotros como Caminantes del Desierto somos muy cautos con respecto a este tipo de temas y procuramos no intervenir estos lugares ni permitimos a quienes nos acompañen intervengan. Pero nos han comentado que estaban los cuerpos completos de los mártires ataviados de su gala, incluso con su espadín que era parte del traje simbólico con el que se les sepultaba. Lamentablemente todo eso fue robado. Hay muchos que se dedican al saqueo de tumbas”.
Pero la misma región se ha encargado de protegerlos. Las diversas lluvias, inundaciones e incluso movimientos telúricos borran y obstaculizan las antiguas rutas de tierra, dificultando cada vez más el ingreso de vehículos y personas hacia las ruinas de Caracoles y su camposanto, tal vez como un último intento de descanso que la misma historia intenta brindar a aquellos que sacrificaron su vida hace más de un siglo.