En las faldas del cerro La Cruz de Tocopilla, en el acceso que une a esta comuna con Calama, se encuentra el santuario Virgen del Rincón de Dios, la cual constituye una de las postales del puerto.
Pese a que la comunidad conoce este sitio de peregrinación, tal vez no está enterada que la torre donde se yergue la figura religiosa es una de las pocas estructuras sobrevivientes de lo que fue un viejo sistema de transporte donde se bajaba mineral desde los cerros hasta el puerto.
Según la página de divulgación pampina DonCaliche.com, estas estructuras se conocían como andariveles, las que fueron armadas en 1920 por la Compañía Minera de Tocopilla y que -hasta la década de los 50- dominó la panorámica de esa comuna, donde aún muchas personas mayores recuerdan cómo “vagonetas cargadas con rocas” literalmente volaban entre los cerros y el mar.
Historia
La página Tocopilla y su Historia del historiador Damir Galaz-Mandakovic, reseña que “las tolvas llegaban a un terminal que facilitaba la descarga directamente a las lanchas. Se trataba del famoso sistema Bleichert (…). El sistema del funicular consideró una balanza en la estación de partida con un contador mecánico”.
El estudio Cargar y Descargar en el Desierto de Atacama, de Benjamín Ballester y Nicolás Richard explica que “el funicular contaba con una extensión de 1.350 metros, con 18 torres de 18 metros de altura cada una. (…) La empresa era tecnológicamente anacrónica en comparación a otros centros mineros regionales (…). El andarivel tuvo una impronta urbana porque determinó un trazado vial que en 1929 el urbanista austriaco Karl Brunner denominó Avenida del Andarivel, el cual devino en la configuración del camino de entrada a la ciudad desde Chuquicamata y que hoy lleva por nombre Avenida 18 de Septiembre”.
Este transporte de carga fue seriamente dañado luego que varias de sus torres fueran arrasadas durante el aluvión del 25 de julio de 1940. Ya para 1953, la municipalidad prohibió su funcionamiento por razones de seguridad, por lo que se procedió a desmantelar el sistema.
Vestigios
Hoy sobreviven sólo dos estructuras y una base cimental. La más portentosa es una cuya forma de jirafa se encuentra en los faldeos del cerro “la cruz”, le sigue otra torre distante a unos 80 metros que funge como el pedestal de la virgen del santuario Rincón de Dios, y una base de concreto (donde alguna vez hubo una torre) apostada frente a la costa, en avenida Barros Arana.
Respecto a estos últimos vestigios, se instaló un cartel donde se indica que “el andarivel era un sistema de cables que transportaba a través de la gravedad grandes carros o vagonetas cargados con minerales provenientes de la mina Despreciada. Su construcción se inició en 1922 y poseía un recorrido de más de dos kilómetros hasta las instalaciones de Compañía Minera de Tocopilla, en la costa local”.
Pese a este silencioso pasado, tal vez uno de los legados más patentes que dejó la construcción de este sistema de transporte en la ciudad fue su avenida 18 de septiembre, que para quien tenga ocasión de conocerla, apreciará que este trazado hace el recorrido que solía hacer los minerales de los andariveles, desde los cerros a la costa.
Hoy, los andariveles son testigos mudos de una época vibrante para Tocopilla. En sus vestigios, el pasado calichero sigue vivo.