El consumo excesivo de sal representa un riesgo significativo para la salud, especialmente en pacientes con hipertensión arterial o insuficiencia renal. Su ingesta descontrolada puede dificultar el manejo de la presión arterial y dañar aún más la función renal, agravando el avance de estas condiciones. Esto pone en evidencia la importancia de mantener un consumo moderado de Sodio como una medida clave para preservar la salud y mejorar la calidad de vida.
Los riñones cumplen la función fundamental de filtrar la sangre, eliminando desechos, exceso de minerales y agua a través de la orina. Sin embargo, cuando su funcionamiento está comprometido, el manejo de sustancias como el Sodio se vuelve ineficaz, lo que puede llevar a la acumulación de líquidos en el organismo y al aumento de la presión arterial, agravando tanto la enfermedad renal como la hipertensión. El Dr. Eduardo Machuca, nefrólogo de Andes Salud, explica que: “El consumo excesivo de Sodio es un factor clave en el desarrollo y progresión de las enfermedades renales. En pacientes con insuficiencia renal, limitar el Sodio en la dieta puede marcar una gran diferencia, ya que reduce la retención de líquidos y el riesgo de hipertensión arterial”.
¿Sodio y sal son lo mismo?
No exactamente. El Sodio es uno de los componentes principales de la sal de mesa. Un gramo de sal contiene aproximadamente 390 mg de Sodio. Algunos alimentos en su estado natural contienen pequeñas cantidades de sodio (como un tomate, que tiene 3 mg), los alimentos procesados y ultra procesados contienen cantidades significativamente mayores.
“Por ejemplo, una sopa instantánea puede aportar hasta 2400 mg de Sodio, superando por sí sola el límite diario recomendado para pacientes con enfermedades renales”, sostiene el Dr. Machuca.
¿Cuánto sodio debemos consumir? Para una persona sana, la Organización Mundial de la Salud (OMS) recomienda consumir no más de 2000 mg de Sodio al día, lo que equivale a 5 gramos de sal (una cucharadita). Sin embargo, el Dr. Machuca recomienda que para quienes padecen enfermedades renales, este límite “debe reducirse a menos de 2000 mg de Sodio al día. Si además presentan hipertensión arterial, la cantidad máxima es de 2 gramos de sal al día”.
El problema radica, según el Dr. Machuca, en que el sodio no solo proviene de la sal agregada en la cocina, sino también de alimentos procesados que contienen altos niveles de este mineral a través de aditivos como Benzoato de Sodio, Glutamato de Sodio o Alginato de Sodio.
Consecuencias del exceso de sodio en pacientes renales
Según explica el especialista, el consumo excesivo de Sodio puede traer complicaciones graves en personas con insuficiencia renal, entre ellas:
· Retención de líquidos: Esto puede manifestarse en hinchazón de las extremidades y dificultad para respirar debido a la acumulación de líquido en los pulmones.
· Hipertensión arterial no controlada: Una presión arterial elevada puede acelerar el deterioro de la función renal, creando un círculo vicioso que compromete aún más la salud del paciente.
· Riesgo de insuficiencia cardíaca: La sobrecarga de líquidos y el aumento de la presión arterial pueden afectar al corazón, aumentando el riesgo de insuficiencia cardíaca.
El Dr. Machuca enfatiza: “Reducir el consumo de sal no es solo una recomendación, es una medida necesaria para frenar el avance de enfermedades renales y evitar complicaciones graves como la hipertensión. Es un cambio que puede salvar vidas.”
Por eso, disminuir la ingesta de sodio es una responsabilidad compartida entre pacientes, familiares y profesionales de la salud. Adoptar una dieta equilibrada y libre de exceso de sal no solo protege los riñones, sino que también promueve una mejor calidad de vida.
Para las personas interesadas en obtener más información sobre este tipo de patologías renales, pueden agendar una consulta médica con el Dr. Machuca a través de la web de Andes Salud www.andessaludelloa.cl o mediante el Contact Center de la clínica llamando al 600 401 2400.