La diabetes se ha configurado como un importante problema de salud pública, considerando que más de 1.8 millones de personas padecen la enfermedad en Chile, aumentando de forma alarmante en los grupos jóvenes de la población, de acuerdo a la última Encuesta Nacional de Salud. De hecho, expertos advierten que para 2035 se podrían duplicar los casos de esta afección en personas mayores de 65 años.
No obstante, el manejo efectivo de esta patología –sobre todo de la diabetes Mellitus tipo 2, que conlleva aspectos multifactoriales como la genética y la obesidad, entre otros- puede verse afectada por un sinnúmero de razones, entre ellas las interacciones entre medicamentos o alimentos. “A menudo, estos pacientes requieren un tratamiento farmacológico múltiple, ya que existen otras comorbilidades. Esto siempre elevará el riesgo de que puedan experimentar efectos adversos o interacciones si no saben la forma correcta de consumir sus medicamentos”, comenta Paula Molina, químico farmacéutico de Farmacias Ahumada.
A modo de ejemplo, un estudio publicado por el Journal of Pharmacy and Bioallied Sciences, mostró que en pacientes que tomaban en promedio seis medicamentos, dos de ellos generaban interacciones, siendo los diuréticos los que más interferían con aquellos recetados para el control de la diabetes, provocando una mayor eliminación de éstos a través de la orina.
Asimismo, numerosos estudios confirman que estos pacientes tienden a cometer importantes errores en su alimentación, que afecta directamente en el metabolismo de los carbohidratos y, por ende, en la acción de los fármacos que consumen. Molina señala que “por ejemplo, las carnes procesadas generarían un desmedro en los efectos de los fármacos, puesto que la relación entre el azúcar y las proteínas, estimularía la resistencia a la insulina”.
Por tanto, el mayor problema con este tipo de interacciones es la pérdida de efectividad del tratamiento. “En una enfermedad crónica como la diabetes, la descompensación del paciente podría traer graves, y hasta fatales, consecuencias”, indica la farmacéutica. Además, enfatiza que las interacciones también pueden darse con plantas medicinales. “Todo tipo de planta, por sí misma y por su modo de ingesta, tendrá efectos en los tratamientos, ya sea que los potencien o los reduzcan. Recordemos que ninguna planta es inocua ya que genera procesos químicos en nuestro organismo”, señala.
Cabe señalar que el mal manejo o descompensación de una patología como ésta, no sólo trae resultados negativos al organismo -como daño renal o cardiaco, entre otros-, sino también a la mantención del sistema de salud completo. Según los primeros estudios de impacto económico de la enfermedad en Chile, dados a conocer el año pasado, el sistema público y privado de salud gastaría más de 600 millones de pesos por paciente con diabetes tipo 2 que deba someterse a diálisis debido a las complicaciones de su enfermedad.
En este sentido, el acompañamiento del tratamiento es clave para que sea efectivo. El médico tratante deberá entregar las pautas para la ingesta de alimentos y fármacos, “pero los pacientes igualmente pueden apoyarse de profesionales de la salud como los químicos farmacéuticos que -por ley- están disponibles en todas las farmacias del país, y quienes podrán evaluar y orientar sobre la mejor manera de consumir los medicamentos”, revela Molina. Uno de los problemas que más notan estos profesionales, de acuerdo a la farmacéutica, es que la mayoría de los pacientes toma todos sus medicamentos de una sola vez, lo que potencia la interacción entre ellos.
“Parte del rol de los químicos farmacéuticos es apoyar la farmacovigilancia. Al respecto, conviene que los pacientes, sobre todo aquellos que consumen varios fármacos para una o más patologías, puedan asesorarse de forma clara y expedita, además de realizarse controles de forma permanente. De hecho, hoy existen lugares en las mismas farmacias donde –además de hacer estas consultas- pueden realizarse mediciones que ayuden a mantener sus niveles controlados”, enfatiza.
El riesgo potencial de las interacciones entre fármacos o con nutrientes puede cambiar el curso de la enfermedad. De aquí la importancia de que los pacientes sean informados o puedan solicitar el apoyo necesario para mantener sus tratamientos de forma adecuada, lo que repercutirá en el éxito de éste y, por ende, en el bienestar de cada uno de ellos.