Con recursos provenientes del Fondo Ambiental de Minera El Abra, la comunidad indígena quechua de Cebollar-Ascotán, dispone ahora de un vivero diseñado especialmente para soportar las extremas condiciones climáticas de la zona.
La construcción de 10 metros de largo por 3 de ancho, cuenta con canaletas de agua lluvia, cubierta de policarbonato para resistir el viento y remaches de aluminio y es parte de un plan piloto, cuyo objetivo apunta a que, en el mediano plazo, la comunidad pueda auto abastecerse de hortalizas, como lechugas y cebollas, entre otras.
El nuevo vivero se ubica en el área de residencia de la pobladora más emblemática de Ascotán, Irene Muraña Quispe, quien, en su momento, ya contaba con un fructífero vivero, pero se deterioró con el paso del tiempo. “Vivo años entre Cebollar y Ascotán y aquí en el vivero, se daban zanahorias, lechugas, acelgas, brócolis, quínoa, habas, pero lamentablemente se cayó el techo y ya no sembré más. Ahora voy a sacar primero mi verdura fresca”.
María José Bello, encargada del proyecto, explicó el proceso de postular al Fondo Ambiental de El Abra, en el cual se invitaron a diferentes entidades vinculadas a la conservación del medio ambiente. “Nos apoyaron bastante en realizar la postulación del proyecto, que requiere de varios documentos. Nosotros contábamos con un vivero que era ineficiente respecto al clima de Ascotán, así que la construcción del nuevo vivero es un impacto positivo para el poblado”.
La entrega del vivero a la comunidad fue complementada con charlas educativas sobre el cultivo de especies, mantención del invernadero y el reciclaje, principalmente de material plástico.
A través de su Fondo Ambiental, Minera El Abra busca promover iniciativas impulsadas por grupos de la sociedad civil que quieren mejorar la eficiencia en el uso de los recursos naturales y la capacidad de adaptación a los cambios ambientales, así como el desarrollo de áreas verdes, reforestación y manejo de residuos.