Investigar la arriería es una forma de comprender las dinámicas económico-sociales de un territorio y sus conexiones, pues no solo hablamos del traslado de mercancías, bienes y productos, sino también del movimiento de ideas, costumbres y todo lo que eso conlleva.
¿Cómo fue la arriería en el Norte Grande?, ¿qué procesos históricos marcan su presencia? El antropólogo, Dr. Carlos Chiappe, director del Instituto de Investigaciones Arqueológicas y Museo (IIAM) de la Universidad Católica del Norte (UCN), junto a su equipo, está realizando una investigación etnohistórica que abarca desde el fin de la dominación española en América hasta la decadencia del tráfico arriero a finales del siglo XX.
El estudio involucra el uso combinado de fuentes arqueológicas, documentales y etnográficas y múltiples fenómenos, como la arriería de complementación entre comunidades indígenas, el traslado de ganado desde Argentina a Chile y las relaciones entre costa y altiplano, entre otros.
QUEBRADA
Una de las zonas que se está estudiando es “Quebrada los Arrieros”, un lugar de paso poco conocido en el ámbito académico. “Es una zona que tiene muchísima evidencia de la arriería de remesas. Una red de caminos que se dejó de usar, seguramente a principios del siglo XX.
Tiene que ver con el ganado que era traído de Salta, Argentina, descansaba en San Pedro de Atacama para engordar con alfalfa y después iba rumbo a la zona de Caracoles y del salitre”, dijo el Dr. Chiappe.
Esta quebrada, de gran valor histórico arqueológico, estaría firmemente vinculada a la explotación de Mineral de Caracoles, descubierto en 1870, bajo el dominio boliviano, siendo explotado desde 1872, donde tuvo su época de oro hasta antes que termine la década.
En esa zona, entre las poblaciones de Juan Bravo y Caracoles, el transitar del ganado fue marcando huellas de más de 100 metros de ancho. Asimismo, aún hay vestigios de la arquitectura remesera en las poblaciones abandonadas, se pueden observar corrales, conjuntos habitacionales y pozos de agua. Otras de las huellas de este oficio quedan estampadas en herraduras bovinas perdidas en el camino.
La hipótesis que manejan los investigadores es que esta quebrada se dejó de utilizar cuando Caracoles perdió productividad. Para racionalizar los esfuerzos se habría vuelto a transitar por Calama, que es el punto por el que siempre se pasó, pues era el nodo a partir del cual se iba al noreste argentino (vía San Pedro de Atacama) o a Bolivia.
Cuando empieza a extinguirse la plata en Caracoles (1900) y decae el salitre (1930), se habría dejado de utilizar esta red de caminos, quedando solo las evidencias materiales del tráfico arriero.
INVESTIGACIÓN
Según explica el Dr. Chiappe, la arriería es una categoría polisémica, pues incluye diferentes actores y fenómenos diversos que se suceden o solapan a lo largo del tiempo: los llameros que venían de Bolivia, a la arriería de remesas desde Argentina, las arrierías en prácticas de intercambio comunitario entre pastores, etc.
Independiente de las diferentes manifestaciones de esta práctica, la región de Antofagasta se habría mantenido mediante la arriería como espacio vital de articulación del área Centro-Sur andina más allá de los cambios históricos experimentados en el periodo de estudio, debido a su situación geopolítica (como nexo entre el litoral Pacífico, el noroeste argentino, el sur de Bolivia y el centro-sur de Chile) y los recursos propios, como la actividad minera y salitrera en las zonas intermedias y altas y la explotación pesquera en el litoral.
La investigación, titulada “Del espacio económico peruano a la rigidificación de las fronteras nacionales: el proceso de arriería en la actual región de Antofagasta, Chile (siglos XVIII-XX)” es un Fondecyt de iniciación y finalizará en 2022, esperando revelar las materialidades y memoria oral de la arriería en la zona, historias que aún se están por descubrir.