Al atardecer del viernes 22 de abril de 2022, don Dagoberto Rojas Vilte, adulto mayor de 80 años, fue detectado por cámaras de seguridad errando con su bicicleta en las inmediaciones de División Ministro Hales (DMH) de Codelco, a 10 kilómetros al norte de Calama.
Rojas Vilte aparece vistiendo jean azules, camisa a cuadros manga larga y un jockey. Su presencia alarmó a los guardias de la faena, quienes lo detuvieron por un momento para solicitar su identificación. El anciano les pasó su carnet y fue registrado.
Según el testimonio de su hija, Elvira Rojas, el anciano estaba desorientado. “Los guardias me dijeron que mi papá les preguntaba dónde estaba la calle Bartolomé Vivar. Era evidente que andaba confundido. Aún así, lo dejaron partir”. El registro de don Dagoberto en medio de la pampa es lo último que se tiene de su persona. A dos años de este hecho, nunca más apareció.
Último registro de Dagoberto Rojas, tomado por las cámaras de DMH.
DOS AÑOS
Desde esa fecha hasta hoy, las búsquedas han sido infructuosas. PDI y organizaciones de rescate realizaron al menos dos operaciones “rastrillo” por las inmediaciones de DMH y la periferia de Calama, pero sin éxito.
Al día de hoy, un monolito adyacente a la división de Codelco (lugar de su último registro) recuerda a Rojas Vilte. Su hija, Elvira Rojas, tiene como costumbre caminar a pie hasta ese lugar para hallar un mínimo de consuelo.
“Voy a visitar ese monolito para que la minera no olvide que mi padre se perdió ahí porque ellos lo dejaron partir. Fue cruel que dejaran a mi padre abandonado en el desierto. Siempre he pensado que, por último, tuvieron que haber llamado a Carabineros, y de ahí ellos habrían tomado contacto con nosotros, porque mi padre andaba con sus documentos”.
También su hija agrega que “ese monolito supone para mi un descanso. Siento que estoy con el por pocos minutos, me ayuda mucho caminar hasta ese lugar”.
A los dos meses de su desaparición la PDI dejó de realizar los operativos de búsqueda. De su familia, Elvira (quien se encuentra asistida por psicólogos de la Fiscalía) es la única que continua yendo hasta el lugar de la desaparición, intentando mantener su memoria viva.
“Oscilo entre la esperanza de encontrarlo vivo, mirando a gente que anda en bicicleta, a ver si puedo encontrar la de él. Su cuerpo no ha sido hallado, por lo que me da esa esperanza de que siga con vida. Pero también quisiera que esto termine de una vez, y poder darle tanto descanso a su cuerpo, y terminar así con esta larga espera”.