Utilizando observaciones del Atacama Large Millimeter/submillimeter Array (ALMA) y del Telescopio Espacial James Webb (JWST), amplificadas por lente gravitacional, un equipo internacional descubrió una galaxia primordial ubicada a solo 930 millones de años del Big Bang (z = 6.072), compuesta por al menos 15 densos cúmulos de formación estelar incrustados en un disco rotante, como un racimo de “Uvas Cósmicas”.
Estos grumos, que varían entre 10 y 60 pársecs de tamaño, dominan el 70 % de la luz ultravioleta de la galaxia, transformando lo que sabíamos sobre cómo se formaban las primeras estructuras galácticas. En total, se dedicaron más de 100 horas de observación a este sistema, lo que la convierte en una de las galaxias del universo temprano más intensamente estudiadas.
Aunque en observaciones anteriores del Telescopio Espacial Hubble esta galaxia parecía ser un objeto suave con forma de disco, la poderosa resolución de ALMA y JWST, potenciada por el lente gravitacional, reveló una imagen completamente distinta: una galaxia rotante llena de cúmulos masivos, parecidos a un racimo de uvas. Este hallazgo marca la primera vez que se vinculan estructuras internas a pequeña escala con una rotación a gran escala en una galaxia típica del amanecer cósmico, alcanzando resoluciones espaciales de tan solo 10 pársecs (aproximadamente 30 años luz).
Esta galaxia no representa un caso extremo o raro. Se encuentra exactamente en la “secuencia principal” de formación estelar, masa, tamaño y composición química, lo que indica que probablemente sea representativa de una población más amplia. Si es así, muchas de las galaxias que hoy parecen suaves en las imágenes actuales podrían estar compuestas por subestructuras similares no detectadas debido a los límites de resolución de los instrumentos anteriores.
Como las simulaciones actuales no logran reproducir una cantidad tan grande de cúmulos en galaxias rotantes en épocas tan tempranas, este descubrimiento plantea preguntas clave sobre cómo se forman y evolucionan las galaxias. Sugiere que nuestra comprensión de los procesos de retroalimentación y de la formación de estructuras en galaxias jóvenes necesita una revisión significativa. Las Uvas Cósmicas ofrecen una ventana única al nacimiento y crecimiento de las galaxias, y podrían ser solo las primeras de muchas. Las observaciones futuras serán clave para revelar si estas estructuras grumosas fueron comunes en la juventud del universo.