Junto con la quema de los monos, los salnatrones eran otra de las tradiciones fijas que se celebraban en Tocopilla las noches viejas de cada año. Esto constituía la concentración de ingentes cantidades de salitre y material combustible sobre peñones costeros de la playa La Gasolina, los cuales poco antes de las 00:00 horas eran encendidas, lo cual generaba un inmenso fogón que al entrar en contacto con las olas del mar, provocaba estridentes explosiones.
Desde el 2011, esta tradición comenzó a enfrentar problemas para su realización, como dramas medioambientales debido a la cantidad de humo que éste emanaba a la atmósfera. Este 2020 no se realizaron, y posiblemente no se vuelva a realizar.
No obstante esta tradición perdura en el recuerdo. El medio Tocopilla y su Historia del investigador Damir Galaz-Mandakovic, destaca que estos “nacen en Tocopilla no precisamente para el Año Nuevo, sino que nacen cuando se estaba luchando contra la espantosa Fiebre Amarilla, por allá en 1912; peste mortal que llegó a través de un barco. Fue otra medida de mitigación tomada por las autoridades médicas de la ciudad como la fumigación con azufre y la colocación de petróleo en los depósitos de agua para extinguir, por falta de aire, las larvas de los mosquitos Aedes aegypti. Así, se empezaron a producir pequeñas fogatas en varios puntos de la ciudad siendo el salitre el principal combustible. Una vez derrocada la epidemia, la población comenzó a utilizarlo asimilando, a su vez, la tradición pampina de quemar “lo negativo” del año que se dejaba atrás. Se establecía de este modo una tradición en el puerto salitrero”.
Desde el 2015 estos ya han tenido problemas en su organización, y directamente para el 2022 no se efectuaron. Sin embargo en 2019, la Municipalidad de Tocopilla reconoció al vecino Caupolicán Pérez (Q. E. P. D), por sus 40 años participando y organizando esta célebre quema de noche vieja.