En el caótico partido de Cobreloa, donde perdió por la cuenta mínima en el último minuto ante Ñublense, Mario Salas, director técnico de la escuadra visitante, recibió un proyectil en su brazo derecho desde la fanaticada naranja en el momento en que celebraba el gol.
En conferencia de prensa, el estratega del cuadro sureño, declaró que “esto no puede pasar desapercibido, a nadie del cuerpo técnico del equipo rival por mucho de lo que haya pasado en la cancha, le puede suceder lo que me pasó a mí. Creo que las autoridades tienen que tomar cartas en el asunto en una situación que pudo haber sido más grave o dramática”.
“Una persona me arrojó un gatorade en forma muy violenta y la verdad es que me raspó y me golpeó en la mano. Quizás es lo que siempre se habla, si esa botella me hubiera pegado de lleno en la cara o en la sien, a lo mejor yo estaría en otro lugar, creo que son hechos que no pueden pasar desapercibido”, agregó el adiestrador.
Finalmente cerró diciendo que “es muy entendible la frustración de las personas, pero hay maneras de controlarla y expresarla, sobre todo en una cancha de fútbol”.