Dificultades para mantener la concentración y ansiedad al contacto con el exterior (relaciones sociales) son algunas de las consecuencias que dejó la pandemia en los adolescentes de la región de Antofagasta.
Así lo revelaron los resultados del Primer Estudio de Salud Mental en Jóvenes COVID-19 realizado por el Observatorio de Infancias y Juventudes (OIJ), proyecto de la Escuela de Psicología de la Universidad Católica del Norte (UCN).
El objetivo del estudio, realizado entre junio y septiembre de 2021 y que contempló a más de 1.300 adolescentes de ocho comunas de la región (no se efectuó en San Pedro de Atacama), fue evaluar y comprender los efectos psicosociales asociados a los menores.
Como datos preliminares, respecto a las principales respuestas asociadas a sintomatología depresiva (sintomatología no es un diagnóstico, sino que está asociado a la patología), un 51,9% de los jóvenes sintió dificultad para concentrarse; un 43,3% sintió que todo le cuesta esfuerzo; un 35,5% sintió soledad y un 32,7% que no podría continuar.
SINTOMATOLOGÍA ANSIOSA
Respecto a este ítem, el estudio da cuenta que las principales respuestas asociadas a sintomatología ansiosa, el 37,2% dice sentirse preocupado por desgracias futuras; 29,2% dicen estar intranquilos; el 24% dice estar nervioso, 22% preocupados y 21,4% dice estar tenso.
En cuanto a los aspectos positivos a rescatar de la experiencia en pandemia, el 62,5% dijo que disfrutó pasar más el tiempo en familia, el 52,6% valoró sentir el apoyo de personas cercanas y el 50,2% tener más tiempo para sí mismo.
Una de las conclusiones del estudio fue que se debe fomentar la asociación y el trabajo intersectorial (Mineduc, Minsal, CMDS y otros) para que analicen la situación de los derechos de los jóvenes durante la pandemia y se haga una clara distinción en su abordaje para la etapa del post confinamiento, considerando las características específicas del territorio de la región.
IMPRESIONES
Rodrigo Moya, académico de la Escuela de Psicología UCN e investigador permanente del OIJ de la región de Antofagasta, explicó algunas de las consideraciones sacadas tras los resultados. “Encontramos sintomatología depresiva ansiosa y de fobia social. No obstante, como concebimos el estudio, más bien no es tema como algo solamente central, no de sintomatología. Se pudo apreciar que muchos adolescentes o jóvenes en este periodo pudieron ver cosas o aspectos positivos, como para redefinir también el tema de la situación por la cual habían vivenciado esta pandemia, sobre todo con los confinamientos”, explicó.
No obstante, expuso que “uno de los aspectos positivos que visualizamos en el estudio, es que las y los jóvenes valoraron considerablemente el estar junto con la familia, el permanecer un poco más de tiempo, el hacer acciones, e ir un poco más allá de estas conversaciones. Eso es algo que es súper positivo, es decir, ver que la familia está ahí apoyando, conteniendo, validando también la experiencia que tienen las y los jóvenes que participaron del estudio”.
Por su parte, el académico de la Escuela de Psicología UCN y director del OIJ de la región de Antofagasta, Ricardo Espinoza, manifestó que “el proceso de confinamiento supone encierro, haber estado expuestos a una experiencia vital que nunca se había tenido, a la incertidumbre respecto de lo que pasaba con la pandemia, pero también con todas las relaciones sociales que habían tenido las y los jóvenes, y que nunca se habían visto afectadas de esta manera. Por lo tanto, hay un gran desafío respecto del sistema escolar, de acoger estas particularidades además, y esta gran cantidad de jóvenes que volvieron al espacio escolar”.