Al hablar de tiburones, lo primero que se viene a la mente son las imágenes de esos depredadores de los océanos de enormes dimensiones y agudas hileras de dientes, pero lo cierto es que este grupo de peces es mucho más diverso, sobre todo en Chile.
Con más de 4 mil kilómetros de litoral, nuestro país alberga 106 especies distintas de tiburones, rayas y quimeras, las que representan cerca del 8% de la diversidad global de estos antiguos habitantes de los mares, algunos de los cuales solo se encuentran en estas latitudes.
“No tenemos a los más grandes, esos que salen en las películas, pero tenemos muchos otros. Ahí están, por ejemplo, los marrajos, los azulejos, los pejezorros, pintarrojas, y varios tipos de tollos, todas especies muy emblemáticas de nuestras costas y que quizás la gente no los asocia a que son tiburones”, comenta el Doctor Carlos Bustamante, fundador del Programa de Conservación de Tiburones (PCT-Chile), y profesor del Instituto de Ciencias Naturales Alexander von Humboldt, de la Universidad de Antofagasta.
PELIGRO
Pero el escenario para estas especies no es alentador. Su lento crecimiento y bajo número de crías, sumado al cambio climático, destrucción de hábitat, contaminación, y a la acción directa del hombre a través de la sobre explotación pesquera, han hecho disminuir peligrosamente las poblaciones de numerosas especies de tiburones, al extremo que hoy varias de ellas están en la Lista Roja de Especies Amenazadas de la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN).
De hecho, se calcula que al ritmo actual, de las 106 especies presentes en el país, al menos el 40% podrían desaparecer en las próximas décadas, entre ellas, 13 tipos de tiburones y 4 rayas que sólo se encuentran en Chile.
“Yo diría que la situación es crítica, y si no hacemos algo ahora, nos enfrentamos a un escenario de extinción para las próximas generaciones, es decir, es posible que nuestros hijos ya no conozcan a algunos de los tiburones endémicos de Chile”, agrega el Dr. Bustamante.
EXPERTO
Carlos Bustamante nació en Colombia, pero en Chile ha realizado gran parte de su carrera profesional, hasta convertirse en uno de los más importantes especialistas en tiburones del continente.
Como investigador, tiene 15 años de trabajo dirigido a la obtención de antecedentes biológicos, ecológicos y pesqueros de los tiburones presentes en aguas chilenas, y a través del PCT-Chile ha desarrollado campañas de comunicación estratégica y de capacitación en materia de identificación y conservación de tiburones, rayas y quimeras.
Con toda esta experiencia, el Dr. Bustamante lidera al equipo de científicos que recientemente se adjudicó un proyecto financiado por el Fondo de Investigación Pesquera y Acuicultura, para actualizar el Plan de Acción Nacional para la conservación de tiburones (PAN-Tiburones), trabajo que parte en enero y que en su nueva versión (la anterior es de 2007) definirá acciones y políticas para la conservación, recuperación, y manejo sostenible y sustentable de las poblaciones presentes en aguas nacionales.
El plan tiene un “carácter estratégico”, comenta el Dr. Bustamante, y parte de la base que el país requiere con urgencia una mejora del marco regulatorio que permita el equilibrio entre la explotación del recurso, que hoy da sustento a más de 50 mil familias chilenas, y los intereses de conservación.
“Hoy uno de los grandes problemas es la institucionalidad. Los tiburones deben ser reconocidos como un recurso pesquero y administrados como tales, lo que significa definir cuotas, tallas mínimas de captura y vedas para proteger ciclos vitales y hábitats claves; mientras eso no exista, se mantendrá el escenario de vulnerabilidad”, explica el académico.
PROYECTO
El proyecto se desarrollará en colaboración con investigadores chilenos, argentinos y colombianos que forman parte del Grupo de Expertos de Tiburones de la UICN, organización de la cual el Dr. Bustamante es director regional para Suramérica.
Como parte del trabajo, el equipo se reunirá con pescadores de todo el país para conocer sus necesidades y levantará nueva información biológica de los tiburones, buscando establecer un equilibrio entre la explotación sustentable y la salud del ecosistema.
“Necesitamos saber cuánto se captura, las especies que se pesca y qué necesidades tienen los pescadores, porque es posible que especies que antes se pescaban bastante, ahora no lo sean tanto. Todo eso, junto a los antecedentes biológicos que levantaremos, nos permitirá hacer una propuesta para que estos animales sigan existiendo en nuestros mares”, explicó el investigador.
El proyecto tiene una duración de un año y actualmente se encuentra en sus etapas administrativas, con fecha de inicio en enero. Si todo resulta bien, explica el Dr. Bustamante, a fines de 2022 el plan será una realidad y se habrá dado un primer paso hacia el objetivo proteger estas especies.