La fiesta de todos los santos, es una celebración que llegó a América con la conquista de los españoles, pero en el mundo andino precolombino, en noviembre ya se festejaban ritos en honor a los difuntos.
René Panire, comunero de los pueblos originarios, mediante sus redes sociales, explicó que en esta tradición las almas llegan a sus casas, por lo que los familiares deben hacerles un altar con comestibles. Ese día, los vivos y los muertos están juntos durante unas horas y se comparten los alimentos que les gustaba a quienes ya partieron al encuentro.
Luego de 24 horas, al mediodía del 2 de noviembre, es decir, hoy, se va al cementerio a despedir a las almas con cantos y rezos, challando con vino u otros licores la tierra.
Para venerar de mejor manera, se pueden hacer figuras y alimentos con estas también. Una escalera, que es el medio por donde los difuntos descienden desde el cielo; una cruz, que representa a Jesús; una paloma, que representa al Espíritu Santo; una llama, que es el medio de transporte de las almas; panes en formas de personas que representan al difunto; y bizcochuelos, que son panes de masa dulce que representan el ataúd.
A su vez, Panire comentó que cada uno también puede esperar a sus difuntos al menos con una flor, un vaso de agua y una vela encendida.