El más reciente estudio Ciudad y Patrimonio 2025 sobre percepción ciudadana en la región de Antofagasta revela importantes transformaciones en las prioridades sociales, culturales y urbanas de sus habitantes.
Si bien la delincuencia continúa siendo el principal problema percibido (44%), ha experimentado una caída de 12 puntos porcentuales en solo un año, abriendo espacio a otras preocupaciones como la inmigración (23%) y el costo de la vida (8%), que muestran leves aumentos.
La encuesta, que abarca las comunas de Antofagasta, Calama y Tocopilla, muestra variaciones locales significativas. Mientras en Antofagasta predominan los temas de delincuencia e inmigración, en Calama preocupan más el costo de la vida y la inmigración. Tocopilla, por su parte, reporta mayor inquietud por la delincuencia y el empleo, dice el informe desarrollado por el Instituto de Políticas Públicas de la Universidad Católica del Norte y el aporte del FCAB..
Servicios y calidad de vida
En cuanto a servicios públicos, el transporte y las obras públicas obtienen las mejores evaluaciones en Antofagasta, con 48% y 43% de aprobación respectivamente, mientras que la atención de salud (33%) y el acceso a la vivienda (26%) se mantienen como puntos críticos. En Calama, el transporte alcanza una aprobación destacada del 72%, seguido por la educación (61 %), aunque persisten deficiencias en áreas verdes y vivienda.
Respecto a la calidad de vida, la mayoría de los encuestados en ambas ciudades perciben estabilidad: el 44 % en Antofagasta y el 46% en Calama indican que su calidad de vida “permanece igual”. Solo un 24 % en Antofagasta y un 21% en Calama considera que ha empeorado, destacó Cristian Rodríguez, director del Instituto de Políticas Públicas de la Universidad Católica del Norte.
Patrimonio cultural
El patrimonio regional también se posiciona como un tema prioritario. Las Ruinas de Huanchaca (74% de reconocimiento) figuran como el referente más arraigado, mientras que lugares emblemáticos como el ex Teatro Alhambra de Taltal apenas alcanzan un 28% de conocimiento.
Esta brecha evidencia que la promoción cultural no depende solo de listados oficiales, sino de estrategias activas como eventos periódicos, señalética adecuada y programas educativos.
Un 90% de los encuestados considera “muy importante” que el Estado invierta en conservar los edificios históricos. Además, el 56% respalda la reconversión de antiguas áreas industriales en viviendas y espacios públicos, mostrando una visión de patrimonio como motor de desarrollo urbano.
Sin embargo, persisten tensiones: aunque el 64% apoya alianzas público-privadas, la confianza en la gestión estatal sigue siendo baja, con un 61% que la califica como “regular”. La evaluación de los proyectos conjuntos aún no genera consenso: el 42% mantiene una postura neutral. Entre los obstáculos a la inversión privada, destacan la falta de financiamiento (24%), el desinterés ciudadano (22%) y la ausencia de incentivos (19%).
Desarrollo urbano
La seguridad ya no es la única demanda ciudadana. En el último año, su relevancia como primera prioridad cayó de 54% a 35%. En cambio, crecen las menciones a la oferta de salud (16%), la creación de espacios públicos (7 %) y la limpieza ambiental (7%). La infraestructura sanitaria (35%) y recreativa (32%) también emergen como ejes centrales del desarrollo urbano.
Los criterios para evaluar nuevos proyectos urbanos también están cambiando. El impacto en la calidad de vida sube de 15% a 22%, mientras que el interés por la inclusión vecinal se mantiene alto (17%). La exigencia de transparencia, sin embargo, ha disminuido considerablemente (de 27% a 12%), lo que plantea un desafío para las autoridades.
Cultura viva y presencial
La sección de desarrollo cultural confirma una ciudadanía interesada en vivir su cultura de forma activa. Un 65% expresa interés medio o alto en participar en eventos presenciales de música, danza, teatro y festividades. Solo un 15% opta por plataformas digitales.
Entre las prioridades para fortalecer el sector cultural, lidera la formación artística en niños y jóvenes (32%), seguida por la descentralización de actividades hacia los barrios (27%) y la mejora de espacios culturales (22%). También se destacan la necesidad de aumentar la oferta gratuita y profesionalizar la gestión cultural.
Pacto ciudadano
El informe concluye que la región de Antofagasta está viviendo un proceso de maduración ciudadana, donde la seguridad ya no basta como única demanda. Se abre paso un enfoque más integral que combina calidad de vida, respeto por el patrimonio, desarrollo cultural y una participación ciudadana más activa. La oportunidad está en canalizar estas nuevas expectativas hacia políticas públicas más inclusivas, sostenibles y con visión de futuro, destacó Rodríguez.
Los resultados fueron presentados junto a un panel del que participaron la subsecretaria de Vivienda y Urbanismo, Gabriela Elgueta, los arquitectos Pablo Allard y Gino Pérez; el gerente general del FCAB, David Fernández; la vicerrectora de Investigación y Desarrollo Tecnológico, Mónica Guzmán y el académico e historiador, José Antonio González, entre otros.