Un estudio realizado el año pasado a nivel nacional, determinó que la transmisión del COVID-19 es mayor en las ciudades que son más frías, secas y que además presentan una presión atmosférica baja, lo que comúnmente se da en las zonas precordilleranas. Calama, cuyas condiciones ambientales encajan con dicha descripción, fue una de las que presentó mayores tasas de infección en relación al tamaño poblacional.
Así lo demuestra el artículo “Environmental determinants of COVID-19 transmission across a wide climatic gradient in Chile”, y que fue realizado por Francisco Correa Araneda, doctor en ciencias ambientales e investigador de la Universidad Autónoma del Instituto Iberoamericano de desarrollo sostenible, en conjunto con un grupo de investigadores.
El objetivo de este estudio fue examinar el papel que pueden jugar algunas condiciones medioambientales para facilitar la propagación del coronavirus, gracias al análisis de las relaciones de tiempo y espacio de estos factores con la tasa de transmisión del patógeno.
Investigación
Pese a que se han realizado otros estudios en diversas partes del mundo, sobre la transmisión del virus, – y que indican que hay una relación con muchas variables ambientales –, sugiriendo que la enfermedad aumenta en climas más fríos y secos, el documento científico señala que la evidencia aún es escasa, y limitada a algunos países.
Es por ello que el análisis se basó en los datos que se obtuvieron de múltiples variables medioambientales, para un total de 360 comunas a lo largo del país, entre el 23 de febrero y el 16 de agosto del 2020. Y pese a que no contempla al año actual, los resultados mostraron que la transmisión por COVID-19 en Chile se relacionó, principalmente, con tres factores climáticos: temperatura mínima, presión atmosférica y humedad relativa.
Comportamiento
El académico Francisco Correa, aseguró que la zona norte del país fue una de las regiones que presentó mayores tasas de contagios. Resaltó además que las variables utilizadas para su estudio, representan entre el 20% y 30% del comportamiento del virus.
“La mayor parte del comportamiento del virus está explicada por la conducta de la población. O sea, sigue siendo lo más relevante sin lugar a dudas el cómo nosotros nos comportemos. Pero bajo un escenario de movilidad mayor, expuestos al ambiente. Estas variables, como las temperaturas mínimas, y la baja humedad relativa, hacen que el virus permanezca en el ambiente y nos haga más susceptibles de contraerlo”, explicó Correa.
Los investigadores enfatizan que los resultados de este estudio apoyan algunos hallazgos previos sobre los principales determinantes climáticos de la transmisión del COVID-19, lo que puede ser útil para la toma de decisiones y el manejo de la enfermedad.