Toscos camiones de lata, carritos de madera con ruedas clavadas con chapitas de botella, muñecos de alambres, pelotas y muñecas de trapo y trenes hechos con cajas o latas de aceite. Estos eran generalmente los juguetes utilizados por los niños y niñas que crecieron en las oficinas salitreras del norte de Chile.
Estos objetos no solo son recordados por los viejos pampinos, sino que han ido apareciendo lentamente como piezas arqueológicas que emergen entre la tórrida arena. Prueba de ello han sido una serie de muñecas de alambre y carritos de lata que han aparecido en los basurales de oficinas como Humberstone, Amelia y Carolina.
Según la página pampina DonCaliche.com, dado el contexto en el cual fueron confeccionados, la mayoría de estos juguetitos aluden a los trabajos que desarrollaban los adultos en las faenas de extracción del salitre, como locomotoras y carros de tracción.
Si bien muchos de estos juguetes eran toscos debido a que eran fabricados con poco tiempo por los obreros para sus hijos o por estos mismos, durante el gobierno del Presidente Pedro Aguirre Cerda se ejecutó una iniciativa gubernamental llamada “Pascua del niño pobre”.
¿En qué consistía?
La página web patrimonicodechile.cl cita al respecto que “el proyecto llamado ‘Pascua del niño pobre’ fue para que ningún menor quedara sin juguetes en esas fechas. Premisa suficiente que motivó la fabricación artesanal. Porque hasta ese entonces, solo las familias acomodadas obtenían autitos o casitas en miniatura traídas de Europa o las adquirían en casas comerciales, como la Casa Prá y Gath & Chaves, entre otras”.
Por lo anterior, el plan del Presidente Aguirre Cerda que gobernó entre los años 1938 a 1941 (falleció en ejercicio de su cargo) ejecutó dicha iniciativa que dotó de materiales ya manufacturados a las familias pobres del país, entre ellos los pampinos del norte, para que fabricaran juguetes para sus hijos.
“Se entregaban piezas de confección nacional, fabricadas principalmente en talleres artesanales. Su distribución se hacía en las escuelas y estaba a cargo de comités locales en diferentes ciudades y pueblos”, agrega la mencionada página.
Antes de esta iniciativa, los niños de las salitreras de inicios del siglo XX solo se divertían jugando a la gallinita ciega, con bolitas o imitando diseños de juguetes extranjeros usando madera.
Actualmente, en el museo de María Elena, o de las exoficinas Humberstone (región de Tarapacá) o Chacabuco (región de Antofagasta), todavía es posible ver más colecciones de estos juguetes pampinos que quedaron abandonados en las calles y casas de los viejos poblados pampinos.
Finalmente, como cita Patrimonio de Chile: “frente a la escasez de recursos naturales (los niños), usaban alambres de detonaciones para crear collares y carteritas, en tanto que los tarros de conserva servían para hacer las ruedas de los camiones tolva, y las latas y cajas de fósforos se usaron para confeccionar pequeños trenes. No faltaron tampoco las muñecas de trapo y las pistolas de fierro”.