Me preocupa profundamente la implementación del SLEP en nuestra comuna de Sierra Gorda. Lo digo con responsabilidad y conocimiento de causa, porque lo que hemos visto en el SLEP Licancabur es, francamente, un desastre. Lo lógico y sensato sería que primero se aborden y resuelvan las graves falencias que ya están afectando a comunidades educativas completas, antes de avanzar hacia un desafío aún mayor como es el traspaso en la provincia de Antofagasta.
Sierra Gorda es una comuna pequeña en matrícula, pero grande en compromiso con la educación pública. Y no aceptaremos ser postergados ni invisibilizados. En reuniones técnicas se nos ha señalado —sin rodeos— por ejemplo: que nuestros vehículos del área de educaciónpodrían ser destinados a otras comunas ‘con mayor necesidad’. Esa lógica centralista es inaceptable. Nos negamos a que nuestros recursos y avances sean redistribuidos sin criterio de equidad ni respeto territorial.
Los resultados a nivel nacional en comunas que ya pasaron a SLEP hablan por sí solos: se ha deteriorado la calidad educativa, han bajado los indicadores de aprendizaje, y también se ha precarizado la situación laboral de los docentes y asistentes de la educación. Esto, lejos de fortalecer la educación pública, está profundizando las brechas.
Por eso, en mi opinión, el traspaso debiera postergarse al menos un año más, mientras no existan garantías claras de gestión, financiamiento y calidad. Y voy más allá: el próximo gobierno debería tener la valentía de evaluar la derogación de esta reforma. Porque cuando una política pública no cumple su propósito, cuando no mejora la vida de los niños y niñas —que son el futuro de Chile—, lo responsable no es seguir insistiendo: lo responsable es rectificar.
No estamos en contra del fortalecimiento de la educación pública. Todo lo contrario. Pero no puede hacerse a costa de los territorios, ni a costa de quienes todos los días sostienen las escuelas con vocación y esfuerzo. Esta ley ha fracasado, y es momento de reconocerlo con generosidad y con sentido de país.
En Sierra Gorda no nos vamos a quedar callados. Vamos a defender nuestra educación con fuerza, con datos y con dignidad.