Temprano por la mañana, se escuchan los pasos de un pequeño grupo de mujeres que camina hacia al Laboratorio de Alimentos de la Universidad de Antofagasta. Adelantadas van la nutricionista Marcela Vega y la estudiante de Nutrición, Isabella Márquez. Más rezagada viene la manipuladora Marlene Romero, cargando una vistosa bolsa de género.
Una vez que, en el laboratorio, las tres mujeres no tardan en ponerse su indumentaria (gorro, mascarilla, guantes y delantal) para abocarse a una tarea un tanto inusual en una universidad: cocinar… ¡sí, cocinar! A los pocos minutos, el aroma comienza a salir del horno industrial instalado en el lugar. Una nueva hornada de snack hiperproteicos está lista para ser envasada y distribuida.
La novedosa escena se viene repitiendo desde que el equipo se adjudicó el proyecto “Validación de Snack Hiperproteico para pacientes en Hemodiálisis en Antofagasta”, patrocinado con el Fondo de Innovación para la Competitividad Regional (Código 40013493-0).
Gracias a éste, en las instalaciones universitarias todos los días se elaboran mil porciones de una especie de galleta, de agradable sabor y textura, rica en proteínas, elaborada en base a una receta que, al igual que los secretos de cocina, se mantiene bajo siete llaves.
La idea nace a partir de una experiencia personal. “Mi madre se dializaba y yo recuerdo que ella vomitaba los suplementos nutricionales que ingería. Después que falleció, me propuse hacer distintas formulaciones caseras para los pacientes que están en tratamiento de diálisis, porque los productos convencionales se diluyen en líquido, generan náuseas y son muy caros”, relata la investigadora del proyecto y jefa de la carrera de Nutrición de la UA, Marcela Vega Saavedra, líder del equipo.
Antes de su llegada a la universidad, Vega trabajó 12 años en diversos centros de diálisis, donde probó fórmulas caseras que combinaran buen sabor y tolerancia, con el aporte nutricional que requieren los pacientes. Una vez que arribó a la UA comenzó a perfeccionar su fórmula.
“Empecé a hacer galletas con distintas proteínas. Partí con proteína a base de caseína, que es muy buena, el único problema es que resultaba muy costosa. Luego de meses de investigación encontré una proteína de alto valor biológico ideal para la galleta”, detalla.
PREPARACIÓN
En el laboratorio, Isabella Márquez se encarga de organizar la “cocina” y envasar los bocados que van saliendo del proceso de horneado, que tarda 12 minutos a una temperatura superior a 150 grados Celsius.
Mientras todo eso ocurre, Marcela Vega explica que “este alimento no aporta humedad, por ende, no aporta volumen, tampoco es alto en fósforo y potasio, minerales que hacen mal a los pacientes, y además tiene buena conservación y no necesita refrigeración”.
Agrega que el snack “cubre más de un 10% de las necesidades de los pacientes, y de esta manera contribuye a que tengan mejor recuperación y calidad de vida”.
En otro lado del laboratorio, Marlene Romero se preocupa de combinar los ingredientes de la receta en una amasadora industrial para una nueva serie de snack.
Una vez que la mezcla está lista, la deposita al interior de una manga de pastelería para porcionar el producto en las latas que irán directo al horno. “Nuestra producción debe ser muy eficaz, debemos tener listas las galletas lo más pronto posible”, añade Romero.
Cuando el alimento está listo, comienza el trabajo de empacado, que se realiza en bolsas de doce unidades cada una y en cajas con ocho de estas bolsas.
Cuando el reloj marca las 10 de la mañana, interviene Efraín Cabello, quien es usuario del proyecto, pero además se ocupa de distribuir con su propio vehículo los snacks en los domicilios de los pacientes favorecidos con la iniciativa.
“En la caja van bocados para unos 10 días. También se envía una encuesta de satisfacción sobre la valoración del producto. Generalmente recomiendo que las consuman después de la diálisis y así recuperar las proteínas que se perdieron por el tratamiento. Se pueden consumir fraccionadamente durante el día, entre comidas principales”, indica Marcela Vega.
BENEFICIOS
Este snack hiperproteico suple las necesidades calóricas y proteicas de los pacientes. Según su creadora, una porción repone las proteínas perdidas en una sesión de diálisis y en un futuro su costo será la mitad de los suplementos tradicionales.
Más de 150 personas de Tocopilla, Antofagasta y Calama se benefician con este proyecto, que comenzó en marzo y finalizará en diciembre.
“La primera vez que lo probé, lo encontré muy rico desde su sabor hasta su textura. Este producto es muy diferente a los suplementos convencionales que consumía, porque no es una preparación en polvo que se diluye en líquido”, señala Myriam Segovia, beneficiada del proyecto.
Para esta antofagastina, el producto marcó un antes y un después en su tratamiento. “Cuando consumía suplementos tradicionales dormía todo el día. Ahora me mantengo activa hasta la noche, otra cosa es que en mi tratamiento he perdido 33 kilos, y gracias a este snack recuperé masa muscular”, comenta.
La meta de Marcela Vega es que a corto plazo el producto se integre la canasta Auge-Ges como complemento de la alimentación para el paciente en diálisis, considerando sus buenos resultados y el interés que ha generado en pacientes de otras regiones.
“Queremos que nuestro snack ayude a muchas más personas que sufren los efectos de sus tratamientos. Los resultados han sido muy buenos y tenemos la convicción que este producto servirá para mejorar la calidad vida de personas de Antofagasta y todo el país”, resume Marcela Vega, al finalizar una nueva jornada en la improvisada “cocina” universitaria.